Comenzó a rodar el año electoral. Pase de empleados contratados a la planta permanente del Estado provincial, ayuda extraordinaria a los municipios con afinidad política al gobierno, promesas de poner en marcha Chihuido, más partidas para obras de infraestructura, aumento salarial para los trabajadores públicos; todos anuncios que habrá que esperar en los próximos meses de la administración Sapag en pos de mantenerse al frente del control de la provincia.
"Plata es lo que sobra", aseguró uno de sus operadores al ser consultado por el tema. El gobierno provincial trabajó duro los dos últimos años para poder contar con este colchón importante de dinero para el 2011.
Los fondos "disponibles" están conformados -entre otras vertientes- por los excedentes de dinero que se liberan tras el acuerdo de refinanciación de pasivos con la Nación, por el endeudamiento con nuevos títulos públicos y por la subejecución en las partidas de obras proyectadas en el presupuesto. Todo esto sumaría alrededor de 500 millones de pesos para el año que recién comienza. Una cifra no menor para el gobierno a la hora de medir fuerzas en el campo electoral tanto para la interna que se espera en las próximas semanas como la general a gobernador, que todavía no tiene fecha definida.
Lo que encierran los números del presupuesto neuquino
Con base en todo este nuevo escenario que se detalla, se podría inferir que las cuentas públicas neuquinas presentan importantes excedentes presupuestarios.
En parte es así, pero esto no tapa los problemas estructurales que muestran los números de la gestión Sapag, los que no dejan de ser preocupantes para el futuro económico inmediato de la provincia.
Existen indicadores que alertan sobre la negativa tendencia que están mostrando las cuentas fiscales.
Ejemplo: tomando el inicio de esta primera etapa de la administración -con el cierre del presupuesto ejecutado del 2007 y el gasto proyectado hasta fines del 2011-, los recursos totales de la provincia -que comprenden ingresos corrientes más los de capital- crecieron en este período a una tasa del 69% contra el 82% que muestra la evolución de los gastos. La tendencia de estas dos variables clave muestran que, de continuar en este camino, el gobierno deberá hacer frente en poco tiempo más a un déficit corriente del que sólo se sale con más endeudamiento. Una alternativa que difícilmente -por la historia que tenemos- nos lleve a un final feliz. Pero sobre estas cifras hay que computar que la provincia durante el período 2008-2010 percibió cerca de 1.600 millones de pesos adicionales en concepto de ingresos extraordinarios por la renegociación que realizó el gobierno con las empresas petroleras, avalando así las prórrogas de las concesiones de las áreas hidrocarburíferas.
Éstos son recursos que ingresaron a las arcas provinciales por única vez y que el gobierno orientó para convalidar su estructura creciente de gastos. Es decir que, a partir de este año, la administración Sapag sufrirá una caída en sus recursos con erogaciones incrementándose a tasas históricas.
Pero analicemos año por año los desvíos que estamos mencionando.
- En el 2007 el gobierno de Jorge Sobisch entregó su mandato con un resultado primario (ingresos totales menos gastos totales) negativo en 100 millones de pesos.
- Al año siguiente, primero de gestión de Jorge Sapag, los desequilibrios en esta línea treparon a los 300 millones de pesos. En ese año ingresaron por las negociaciones de las prórrogas algo más de 128 millones de pesos, de los cuales se convalidaron como gastos en el presupuesto ejecutado unos 41 millones de pesos -no se incluye en todos estos casos el pago de deuda con los recursos extraordinarios-.
Si el gobierno no hubiese contado con estos aportes, el déficit habría sido de algo más de 400 millones de pesos.
- En el 2009 la administración Sapag cambia su estrategia -arrastrando con ella la caída del ex ministro Tobares- y lo que parecía todo un caos para las cuentas fiscales de la provincia, con un déficit primario proyectado en el presupuesto de unos 250 millones de pesos, termina transformándose en un superávit de 250 millones de pesos. En este año ingresaron por la renegociación de las áreas petroleras algo más de 1.000 millones de pesos de los cuales sólo se pudieron gastar 451 millones. De no haber existido estos fondos extraordinarios, el presupuesto ejecutado habría terminado con un rojo cercano a los 350 millones de pesos.
- El cierre del año pasado muestra esta misma tendencia. Si bien no están los números definitivos, en las estimaciones preliminares se observa que el 2010 cierra con un superávit primario de unos 500 millones. Este año ingresaron por la prórroga de las concesiones unos 388 millones de pesos, de los cuales se imputaron en los gastos totales algo más de 271 millones. De no existir estos fondos, el superávit se hubiese reducido en 390 millones de pesos.
- Para el 2011 el proyecto de presupuesto prevé ingresos totales por 7.096 millones y gastos por 7.794 millones. Este año la administración Sapag no contará con ingresos extraordinarios, pero tiene pendientes para gastar de estos fondos unos 590 millones en manos del ministro Bertoya.
En cualquiera de los dos situaciones -computando o no teniendo en cuenta los recursos extraordinarios que llegaron a las arcas neuquinas- la evolución presupuestaria que se observa en el período 2010-2011 es preocupante.
En el primero de los casos, se proyecta una caída sobre los ingresos totales del orden del 6% contra un incremento del gasto total superior al 10%. En el segundo de los casos, las diferencias se achican algo pero no dejan de marcar una compleja tendencia (ver desarrollo de cuentas en el gráfico de página 2).
Obra pública
Cuando uno analiza la evolución presupuestaria del ítem "inversión real directa", donde la obra pública se lleva un promedio del 80% del total de estos fondos, claramente observa una subejecución de las partidas.
Los gráficos adjuntos son más que elocuentes. Para el 2010 el proyecto del presupuesto preveía erogaciones para esta partida de algo más de 1.200 millones de pesos, de los cuales sólo se ejecutaron 330 millones. El diferencial de esos 900 millones fue otro de los parámetros que ayudaron a que el presupuesto del año pasado pasara de un déficit financiero (ver recuadro adjunto) de 730 millones de pesos a un superávit superior a los 150 millones.
Esta subejecución se da, en parte, por la falta de gestión que tiene el gobierno para poder volcar los recursos proyectados a la obra pública tan necesaria para la provincia.
El déficit financiero de 700 millones para el 2011 del que habla la ministra Esther Ruiz, titular de la cartera de Hacienda de la provincia, tiene incluida la previsión de gastos de 970 millones en "inversión real directa", con fondos para obra pública por 820 millones. Sin embargo, las estadísticas históricas muestran que la capacidad operativa de la provincia sólo alcanza un promedio de 400 millones de ejecución para la obra pública.