La mayor reserva de litio en el mundo se encontraría en el salar de Uyuni, en Potosí, Bolivia, y puede ser la base de una industria que movilice unos 150.000 millones de dólares anuales en el 2030, de acuerdo con estimaciones de la unidad de investigación y análisis de la revista británica "The Economist".
En el 2008, el gobierno de Bolivia inició los trabajos experimentales e invirtió 17 millones de dólares en el salar de Uyuni que, según la Corporación Minera de Bolivia (Comibol), tendría una reserva de 100 millones de toneladas, que la transformaría en la primera del mundo.
Lo que comenzó en un bañador con cierta salmuera (líquido extraído del Uyuni) y procedimientos químicos y permitió obtener en el 2009 los primeros 10 kilogramos de carbonato de litio, influyó para que se pensara en un megaproyecto. Este 2011 podrían obtenerse 480 toneladas de la materia prima para las nuevas baterías y 12.000 de cloruro de potasio (fertilizante).
Hacia el 2014 se aguarda por un aumento gradual de las producciones anuales, alcanzar las 30.000 toneladas de una y otra materia prima, respectivamente, para lo cual se estimó necesaria una inversión de 485 millones de dólares.
Para los expertos de la Universidad Tecnológica de Oruro, la clave para lograr una producción masiva y sostenida, principalmente del carbonato de litio, es que el gobierno local garantice un mercado e infraestructura (maquinaria y tecnología) a la planta de evaporíticos de Uyuni. A su vez, la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica subrayó que si se quiere que el proyecto del carbonato de litio funcione y luego se intente fabricar baterías de litio se deben captar el "know how" y los capitales.
El presidente Evo Morales consiguió que los gobiernos de Irán y de Corea del Sur se comprometieran a aportar recursos y firmó un memorándum de entendimiento con las empresas japonesas Mitsubishi y Sumitomo para que envíen sus expertos para participar en las pruebas de producción.