En este 2010 que concluye, la industria del juguete en la Argentina buscó consolidarse y participar más en el mercado. Entre el 2003 y el 2009 tuvo "un crecimiento acumulado del 130%" y los productos importados llegaron a captar el 65% y los nacionales el 35% restante -hay quienes afirman que sólo el 30% y evocan que la proporción al comenzar la década era del 17%-, movilizando unos 300 millones de dólares.
Las expectativas locales son alcanzar "una participación del 50%, trabajando no sólo con las barreras a las compras en el exterior sino también con la creatividad y el diseño", sostuvo Miguel Faraoni, presidente de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CAIJ). En el período de siete años consignado, el empleo registrado trepó el 280% y en este 2010 alcanzó alrededor de los 2.000 puestos, de acuerdo con el Ministerio de Industria de la Nación.
Las inversiones en activos físicos del año que finaliza ascendieron a 25 millones de pesos -previéndose otro tanto para el 2011- y permitieron crear 600 empleos y lanzar 400 nuevos productos, entre los que se destacan los juegos de mesa y didácticos y los muñecos para chicos de 2 a 7 años.
En este 2010, se exportó el 7% de la producción nacional a Brasil, Uruguay, Chile, naciones de América Central y los Estados Unidos (Miami). "Parece una cifra menor, pero hay que considerar que, junto con Brasil, la Argentina es uno de los pocos países en el mundo que todavía mantiene una industria juguetera -remarcó Faraoni-. Europa y los Estados Unidos trasladaron sus centros de producción a Asia para abaratar la mano de obra".
Aquí actúan unas 100 pequeñas y medianas empresas (pymes) y talleres, ubicados principalmente en la ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense, que se ajustan a estándares tecnológicos compatibles con los internacionales y anualmente surgen de ocho a diez fábricas nuevas, cada una de las cuales suma diez nuevos artículos. El 45% de las firmas produce y algunas combinan dicho quehacer con las importaciones; otras con cadenas comerciales. También están las mayoristas.
Darío Mermelstein, presidente de la Asociación Argentina de Empresas de Juguete Argentino (Aadeja) y director de Carrousel -cadena de diez locales-, señaló que el Día del Niño, por ejemplo, capta el 40% de las ventas anuales y Navidad y Reyes, el 30%.
Con sus bajos costos -motivo por el cual allí se instalaron plantas de Hasbro, Lego, Ditoys y Mattel- y producción masiva, la industria china aporta el 75% de la fabricación mundial de juguetes.
Con la apertura comercial de principios de los 90, varias multinacionales arribaron a la Argentina. La CAIJ afirmó que fueron tiempos difíciles, que provocaron la desaparición del 80% de las fábricas. Tras la crisis del 2001, la devaluación y las posteriores restricciones a las importaciones, la mayoría de las firmas extranjeras cerró sus oficinas y volvió al procedimiento de otorgar licencias y distribuciones. Sí quedó Mattel, con una participación del 20% del mercado, con sus marcas Barbie, Max Steel, Hot Wheels y Fisher Price.
No obstante las restricciones, hubo compañías que siguieron comprando en el exterior, entre ellas Fibro (Hasbro y Multiplast), Caffaro, Intek, Ditoys y Lionel´s (muñecas y accesorios Gloria y autos Nelly). Esta última, por otra parte, se consolidó como fabricante de Mis Ladrillos.
En el sector, prevalecen las fábricas de juegos de mesa, muñecas y juguetes de construcción o encastre.
Dimare rescató y relanzó la marca Rasti, en el 2007, cuando ya hacía los Bloqui y los Armatrón.
Duravit realiza a gran escala juguetes de plástico y para la playa.
Antex importa desde 1965 los productos Lego, Disney, Mattel y Playmobil e incursionó en la producción, con lo cual pudo exportar el equivalente al 10% de su facturación.
Aparte de las principales jugueterías y de lo que proveen los mayoristas, los súper e hipermercados concentran el 50% de las ventas.
El Mundo del Juguete se posicionó como la cadena del sector líder por su fuerte presencia en shoppings, sobre todo en los del área metropolitana.
Imaginarium arribó de España en diciembre del 2000 y trató de diferenciarse, ahora con ocho locales: en vez de organizar las colecciones por edad, lo hizo por secciones de arte, aire libre, música y teatro, ciencia y naturaleza, agua y arena y movimiento (vehículos), sin recurrir a los juguetes bélicos ni a los que no impliquen integración.
Giro Didáctico resalta la calidad y la orientación pedagógica, con más de medio centenar de franquicias.
"Ya no funciona más copiar productos importados, algo que dio resultados en el pasado; hoy tenemos que sumar nuevos productos y calidad para competir", argumentó Faraoni, quien previó para estas Fiestas ventas superiores en un 15% a las del año pasado, muchas con tarjetas de crédito y en cuotas. Los precios ascendieron paulatinamente: los de los importados el 15% y los nacionales más baratos entre el 25% y el 30%, por los mayores costos de las materias primas y los ajustes salariales.
Preocupa a los fabricantes que los minoristas establezcan márgenes de ganancias que en ocasiones duplican los de ellos.
"Al elegir juguetes, los compradores optan por aquellos que tienen licencias de primera línea o los personajes que más espacio ocupan en la televisión, aunque los clásicos como muñecas, juegos didácticos o de mesa también están presentes", comentó Faraoni. La tendencia para esta temporada está marcada por los personajes que cobran vida en los filmes "Toy story", creados por Disney y Pixar hace más de 15 años, con animación digital: muñecos, relojes, rompecabezas, juegos de mesa e inflables.
Cada vez se venden más consolas, como la PlayStation 2 (PS2) seguida por la 3 y la Nintendo Wii, que cuestan entre 2.500 y 3.000 pesos. A esto hay que sumar los videojuegos, que oscilan entre 100 y 500 pesos.
Mientras los industriales pretenden que el gobierno evite la excesiva competencia extranjera, Mermelstein observó que los controles quitan previsibilidad al negocio y generan pérdidas. En este rubro -y otros-, las barreras proteccionistas forman parte del plan gubernamental para sustituir importaciones e incluso evitar las "fugas" de divisas en las adquisiciones de bienes que podrían ser reemplazados por los nacionales. Esto impidió que en el mercado local últimamente se encontraran todas las variedades.
El Ministerio de Industria implementó un sistema de licencias no automáticas, que no es otra cosa que un pedido de autorización para importar, en el que se consigna el producto, el volumen y el origen de la mercadería. Si bien la Organización Mundial del Comercio (OMC) fija un período máximo de 60 días desde que se presenta la solicitud hasta que se expide el gobierno, desde Aadeja alertaron que "no se está respetando", por lo cual hay empresas que tienen parados contenedores en los puertos.
Faraoni aceptó que "los importadores pueden estar teniendo faltantes de productos relacionados con películas y no hicieron sus solicitudes a tiempo", pero aclaró que la industria no quiere "volver a las épocas en las que ingresaban toneladas de juguetes de China y las empresas nacionales fueron condenadas a la desaparición". De cualquier manera, por quedaron 280 de los 340 importadores que había en el 2008.
Para quienes trabajan con juguetes del exterior, la Secretaría de Comercio Interior estableció que "por cada dólar importado debían exportar o invertir en el país por el mismo valor", a fin de "equilibrar" la salida y el ingreso de divisas. Hasta ahora, más allá de las demoras, ninguna firma sufrió limitaciones para operar por no cumplir con esa medida del titular del organismo, Guillermo Moreno.
Desde Aadeja aseguraron que, "con las crecientes trabas y la falta de previsibilidad, las importaciones perderán dinamismo", en tanto la CAIJ planteó que, "si no se controlan las fronteras y siguen creciendo (las compras en el extranjero) a estos niveles, la industria nacional correría riesgos de ser afectada".
Miguel Ángel Fuks
miguelangelfuks@yahoo.com.ar