La Argentina se enfrenta a un escenario global casi inigualable, paradójicamente, en momentos de grave crisis en los países desarrollados.
Ante el bajo crecimiento sin empleo de Estados Unidos, la crisis del euro con epicentro en Irlanda y el temor al contagio y la deflación japonesa, los emergentes lideran el crecimiento global y la Argentina sigue, casi de lejos, este proceso.
Desde hace unos años se viene hablando insistentemente de los BRIC como las nuevas naciones que liderarán el desarrollo económico mundial en las próximas décadas. Como es conocido, Brasil, Rusia, China e India acaparan la atención global y en momentos de crisis mundial son las economías que más crecen.
Dos de estos países, Brasil y Rusia, se han posicionado como BRIC, en parte, por la revalorización del rol de los recursos naturales.
Es conocido que Rusia es un gran país petrolero y gasífero, pero también la agricultura ha impactado favorablemente en su economía, sobre todo por el lado del trigo y la creciente importancia de los países del Mar Negro en la oferta y el comercio mundiales con Rusia-Ucrania-Kazajstán.
El cambio tecnológico y genético es el próximo paso que esperan estos países para poder sembrar granos gruesos y revolucionar la oferta mundial de alimentos, paso que por ahora técnicamente no es viable pero no se descarta que lo sea en un futuro no muy lejano.
La Estrategia de Brasil
Por el lado de Brasil, es más conocido aún por nosotros que el crecimiento de su oferta agroalimentaria lo está posicionando como el "supermercado del mundo".
Ante la aparición estructural de una mayor demanda mundial de alimentos desde Asia Pacífico y China, la estrategia del gobierno de desarrollar la oferta agroindustrial pasa por la expansión de la frontera agroganadera, la construcción de infraestructura, la promoción de exportaciones, la ausencia de impuestos a la exportación y el financiamiento del banco oficial de desarrollo, el Bandes.
Desde el gobierno y desde esta entidad financiera se ha implementado una política activa y creciente, avalando el desarrollo de las empresas agroindustriales exportadoras.
El Bandes ha aumentado significativamente -más del 50%- el porcentaje del presupuesto destinado al financiamiento de las exportaciones, estableciendo áreas prioritarias para la inversión, entre ellas la agroindustria.
Asimismo, su crédito de largo plazo para la inversión ha potenciado la competitividad y ha más que compensado los efectos de la apreciación del real.
Al respecto, la apreciación no es totalmente observada como algo "negativo" en materia de competitividad -tal la percepción del inconsciente argentino- sino que se percibe como oportunidad para acceder a divisas baratas y de este modo capitalizarse y salir como inversión extranjera directa (IED) a comprar empresas no sólo en Sudamérica sino en el resto del mundo.
Sin ir más lejos, en la Argentina el 50% de los frigoríficos que cuentan con cuota Hilton es de propiedad brasileña y, por ejemplo, la cerveza argentina, tan apreciada por los consumidores, es 90% brasileña, dada la elevada participación de empresas de esa nacionalidad en la propiedad de firmas del sector.
Con respecto a la agroindustria, en primer término, en materia de ganadería Brasil cuenta con 180 millones de cabezas de ganado vacuno, cuando en 1980 contaba con 118 millones, lo que se suma a su relevancia global en materia de carne porcina y avícola. Con respecto a la producción de cereales y oleaginosas, pasó de 60 millones de toneladas de granos producidos a fines de los 90 a 145 millones en el 2009. La inversión extranjera directa de empresas brasileñas en el mundo completa el esquema, con fuertes tomas de posición en frigoríficos e industrias alimenticias.
De este modo el sector agroindustrial contribuyó a aumentar la presencia brasileña en el comercio mundial y es un actor central en la explicación de los BRIC.
Por supuesto, dentro de los recursos naturales, el petróleo también ocupa el centro de la escena, con el incesante crecimiento de Petrobras, mucha actividad de exploración y nuevos yacimientos y cotización en las mejores bolsas del mundo. No hace falta recorrer el mundo para ver cómo los países fomentan sus exportaciones en los rubros en que son competitivos desde la nueva oleada de la globalización comercial de los 2000, impulsada por la incorporación de masas de consumidores en China y en menor medida en la India y en toda el área de Asia Pacífico.
La alegría no es sólo brasileña
Entre los países del Mercosur no sólo sobresale el caso de Brasil sino también los de Uruguay y Chile.
En el país trasandino, las acciones de fomento de cadenas de valor agroindustriales han estado encabezadas principalmente por Corfo (Corporación de Fomento de la Producción), ProChile y Fundación Chile desde hace no menos de veinticinco años.
La ayuda financiera, acompañada por capacitación y asesoramiento, ha sido específica y dirigida.
Al respecto, se destacan programas como los de capital semilla, inversores ángeles, con gran repercusión microeconómica y sin generar déficit fiscal, cultura de subsidios y proteccionismo, pues están orientados a iniciativas de exportación.
Como las ramas productivas chilenas son pocas y concentran muchas pymes y marcas globales reconocidas -vinos finos, salmón, industria forestal, frutas finas, frutas de estación-, el éxito empresarial es más frecuente que el fracaso.
Por el lado de Uruguay, desde esta década viene realizando esfuerzos para atraer inversión extranjera directa -sobre todo de capitales argentinos desalentados por las políticas públicas con sesgo antiexportación- en ramas como la agricultura, la ganadería, la forestación y las TIC, con éxito revelado en materia de contribución al PBI y a las exportaciones.
¿Qué ocurre con la Argentina?
Ante una oportunidad histórica única de potenciar su producción en torno a los recursos naturales, la Argentina la está perdiendo, pues las políticas públicas desincentivan a la producción y las exportaciones y con ello un boom de inversiones y la creación de empleo productivo formal en el interior del país. Los DEX, los ROE verdes, los ROE rojos, las restricciones cuantitativas a las importaciones y las prohibiciones de exportación son señales inequívocas de una desinternacionalización de la economía.
En este sentido, en la Argentina se deben fomentar las iniciativas de internacionalización de empresas, de modo de consolidar su participación en la creciente demanda mundial de alimentos aprovechando oportunidades globales.
En nuestro país existe una amplia oferta en materia de producción regional, más allá del monocultivo y el aceite de soja, que seguramente está en condiciones de participar de la oferta mundial de alimentos. La elasticidad de la oferta argentina en cereales y oleaginosas, por ejemplo, ha quedado demostrada en las dos últimas décadas, como se observa en la infografía, y lo mismo se puede afirmar de los agroalimentos con valor agregado.
Por otra parte, cabe recordar que si bien el Estado es imprescindible en la estrategia de desarrollo, son las empresas privadas -y no el Estado- las agentes del desarrollo en materia de producción. No existen dudas de que en caso de modificarse los incentivos el grupo de los BRIC podría pasar a ser el grupo de los BRICA en la década del 2010, con la Argentina como el otro "supermercado del mundo" junto al gigante brasileño.
ERNESTO A O´CONNOR
eoconnor@uca.edu.ar
(*) Director del PAC. Profesor de Crecimiento y Desarrollo Económico (UCA)