El mercado se mostró como era previsible. Los papeles en las últimas tres semanas treparon en forma sostenida. Wall Street cerró en los niveles más altos después de la caída de Lehman Brothers, Europa en sus máximos de dos años, Asia en la misma línea y aquí, en Argentina, el Merval quebró la barrera de los 3.300 puntos con ganancias por encima del 20% en los últimos quince días hábiles.
El oro ya está cerca de los 1.400 dólares la onza y el resto de los commodities no dejan de tocar nuevos techos en los mercados internacionales.
Todo es fiesta. ¿Cómo se entiende un escenario donde todos ganan? Es algo histórico. Sin dudas que esta nueva emisión de 600.000 millones de dólares al mercado por parte de los Estados Unidos ayuda a sostener gran parte de los festejos. El presidente Obama necesita recomponer la economía de su país y dio vía libre a este nuevo paquete de ayuda a una tasa del 0%. Estos fondos deberían estar destinados para mover el aparato productivo de Estados Unidos que, en definitiva, es el que terminará motorizando la economía. Pero no todos los dólares llegan al destino preestablecido por la Casa Blanca. Varios bancos están tomando estos fondos, los que son reorientados a la compra de activos financieros y esto es lo que hoy está presionando sobre los mercados con los buenos resultados observados en estos últimos tiempos. En otras palabras, estamos frente a un escenario de nuevas burbujas dentro del sistema financiero que podrían estallar si el titular de la Fed, Ben Bernanke, no corrige los desvíos que está generando esta nueva emisión de dólares. En la Argentina el escenario no podría ser el mejor. En las últimas tres semanas las acciones de los bancos que cotizan en el Merval se catapultaron tocando nuevos máximos: las del Banco Hipotecario crecieron el 103% en los últimos quince días hábiles, las del Grupo Financiero Galicia lo hicieron a una tasa del 65%, el Banco Macro 18%, las del Banco Patagonia subieron 21% y las del Banco Francés lo hicieron al 33%. Todas las alegrías para el sistema financiero. Pero recuerde: las fiestas no siempre tienen final feliz...