La ofensiva de varias economías del mundo para frenar la fortaleza de sus monedas está ganando terreno y Brasil fue el último en disparar en el inicio de la asamblea anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) realizada el jueves en la capital de Estados Unidos.

Las medidas se aplican en medio de la persistente política de tasas de interés mínimas en Europa y Japón, así como en un clima de temor a que Estados Unidos se embarque en una devaluación pasiva del dólar mediante la impresión de más dinero por parte de la Reserva Federal.

La presión ha puesto el tema cambiario en lo alto de la agenda de la reunión de los jefes de Finanzas del grupo de las siete naciones más ricas del mundo.

Brasil, cuyo ministro de Hacienda habló hace poco de una "guerra cambiaria" internacional, decidió días atrás duplicar un impuesto sobre las compras de bonos locales por parte de inversores extranjeros a un 4% para detener la apreciación del real, impulsada por las altas tasas de interés y el auge de las materias primas.

A la tensión imperante se sumaron autoridades de economías emergentes de Asia que expresaron su creciente preocupación por el riesgo de inundarse con dinero caliente del exterior.

Corea del Sur advirtió a los inversores que podría imponer más límites sobre las operaciones con futuros e India y Tailandia dijeron que estaban buscando maneras de controlar el alza del dinero especulativo.

"No anticipo que nos estemos dirigiendo hacia una era de guerras cambiarias globales, pero claramente van a registrarse tensiones", dijo el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, el lunes en Washington, desde donde llamó a actuar para tratar de contener este enfrentamiento, enfrentamiento que se va a dar en momentos en que las principales economías industrializadas intentan despegarse de la crisis.

"El dinero está persiguiendo el rendimiento. No se pueden encontrar esos rendimientos en las economías desarrolladas y esto no está sólo impulsando los valores de las monedas en los países en desarrollo (...) también está elevando los precios de los activos con riesgo de burbujas como las propiedades y determinadas materias primas", agregó el funcionario.

El Instituto de Finanzas Internacionales, que representa a más de 420 bancos miembros en más de 70 países, llamó esta semana a las economías líderes a tomar acciones urgentes para abordar los problemas cambiarios y mejorar la floja coordinación política de modo de ayudar a la recuperación económica de los países desarrollados.

SE AFIANZA

Las autoridades monetarias han estado atacando por años el problema de los desequilibrios globales con acciones fundamentales como el dominio del dólar, la subvaluación del yuan chino y la falta de consumo interno de Alemania.

Los mercados emergentes dicen que los flujos de dinero vistos este año han perjudicado sus exportaciones debido a la decisión de las mayores economías y de China de controlar los niveles de sus monedas. Pero estas posturas se afianzaron y la apuesta por mantener los menores costos relativos para los exportadores hace improbable que las autoridades del FMI, el G7 y el G20 resuelvan estas diferencias.

"Estamos en una situación muy extrema, cada uno está tan lejos como podría estar", afirmó Neil Mellor, estratega de moneda de Bank of New York Mellon.

"Todos quieren estabilidad, pero todos los países ahora tienen el mismo objetivo: una moneda más débil para ganar en competitividad", agregó.

Pese a los intentos de coordinación de los países del G20 durante la crisis financiera, los bancos centrales han actuado de manera unilateral.

El presidente de la Fed estadounidense, Ben Bernanke, pareció ponerle la firma a una segunda ronda de estímulo monetario al decir el lunes que las compras adicionales de activos podrían aliviar más las condiciones financieras.

En una sorpresiva medida, Japón también rebajó esta semana las tasas de interés a casi cero por ciento y prometió inyectar más fondos a la economía, que lucha por competir con un yen que está cerca de sus máximos de 15 años contra el dólar.

Esto definió una nueva jornada de euforia en los mercados financieros, con subas del 2% en las principales bolsas del mundo.

Pero ¿cuánto más podrá durar esta fiesta?

Operadores del mercado aseguran que la migración de dólares hacia los países con economías en desarrollo en un principio genera un impulso importante en esas economías. Pero el problema es que gran parte de esos capitales no es para inversiones productivas sino para inversiones financieras, por lo que no hay que descartar ajustes en el mediano plazo en los títulos y plazas bursátiles que hoy ven crecer sus activos en forma desproporcionada.

Por primera vez en la historia económica los países se pusieron de acuerdo: todos quieren tener una moneda débil y tomar de ella rentabilidad. Pero este esquema es incompatible con el capitalismo actual. (Reuters/DPA y Redacción Central)