El resultado primario superavitario que ha experimentado el sector público nacional desde fines del 2003 hasta fines del 2008 no ha mostrado precedentes en términos relativos al PBI.
Sin embargo, a partir de finales del 2009 el gobierno comienza a ver muy limitada su capacidad de gasto en forma discrecional.
Como se puede observar en el gráfico, los ingresos primarios, derivados principalmente de los impuestos y las contribuciones a la seguridad social, han superado ampliamente los gastos corrientes, obteniendo durante cinco años un margen primario considerablemente importante.
Recordemos que este superávit primario no contempla ni el pago de los intereses de deuda ni el de capital de la misma.
Así, y durante un largo período, estos recursos le han permitido a la administración central desarrollar un importante impulso a la economía argentina que reconoció, dentro de la ecuación de demanda agregada, un significativo incremento de la cuenta consumo más que de la inversión. Esto contribuyó, por el lado negativo, a presionar sobre la inflación y, por el lado positivo, a moderar la caída por la recesión internacional del 2009.
Pero este superávit primario de todo el sector público nacional comenzó a achicarse a partir del tercer trimestre del año 2009, reduciendo así la brecha que tienen para seguir gastando.
Estos pobres niveles de superávit que se presentaron durante los últimos cuatro trimestres se pueden comparan con los pisos alcanzados en el 2001. Aunque considerando que el nivel de gasto primario hoy es un 35% más grande que el del 2009 y 309% superior al gasto del año 2001.
Esto explica cómo el gobierno central ve reducida considerablemente su capacidad de consumo.
Por otro lado, aunque el resultado financiero del Tesoro Nacional haya arrojado el primer saldo positivo en lo que va del año, de 688 millones de pesos, el acumulado del año sigue mostrando un saldo negativo que asciende a los 4.542 millones de pesos, un 96% mayor al del 2009.
(Redacción Central)