La crisis que está atravesando el Viejo Continente está provocando un cambio de rumbo de los flujos de capital, redireccionándose hacia los mercados emergentes en busca de mayores rendimientos.
Según el diario "El Cronista", el flujo neto de capitales privados que ingresará a los mercados emergentes este año superará los u$s 700.000 millones, comparado con los u$s 530.000 del año pasado, y se incrementará otros u$s 40.000 millones en el 2011.
Así, países como Brasil, Corea del Sur e Indonesia respondieron imponiendo controles de capitales para desincentivar a los flujos de "dinero caliente" que buscan economías de rápido crecimiento.
En realidad, afirma el diario, quizás el verdadero temor para los mercados emergentes sea que el ingreso de dinero comience a amainar. La capacidad de los bancos occidentales de brindar financiación es limitada. La inversión extranjera directa, la más grata que pueden recibir las economías emergentes, probablemente sea bastante inferior a los años de auge 2007-08. Los menores diferenciales de tasa de interés, al comenzar el ajuste en Occidente, quitarán brillo a los bonos de emergentes, si bien algunos mercados de valores están sobrevaluados como los de Indonesia. Y ningún país sabe mejor lo inconstante que puede ser el dinero extranjero.