Siguen las dudas. Culmina el canje de deuda pública que lanzó el gobierno y en el propio Ministerio de Economía admiten que la adhesión, para cumplir la meta del 60%, está siendo muy trabajosa.
Un funcionario del equipo económico lo explicó con claridad. "La propuesta inicial era muy tentadora, pero bueno, en la quinta presidencial de Olivos decidieron recortarla. Eso nos dejó un margen de maniobra menor", aseguró.
Entre los asesores del ministro Amado Boudou se asegura que el nivel de adhesión va a estar muy justo con el 60%. "En Olivos hacen los cambios y después se desentienden del tema", resaltó con tono ofuscado otro funcionario del área económica.
Y ése es un punto de vista singular. Sinceramente, observando el panorama, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner se alejó totalmente del tema, por lo que será Boudou quien pague todo el costo del resultado del canje.
La última semana fue movida en materia de conversaciones entre los popes del establishment local. Los puntos centrales siguen siendo los salarios y la inflación. Se está organizando para fines de este mes o principios de julio una reunión importante entre los sectores más representativos del mundo de los negocios. En esa mesa estarán dirigentes de la Unión Industrial Argentina, de la Cámara de Comercio, de Adeba, de la Cámara de la Construcción. Y justamente se analizarán distintos informes elaborados sobre esta carrera que ha comenzado y que se llama inflación-salarios.
Precisamente, sobre este último punto, el Instituto Argentino de Ejecutivo de Finanzas (IAEF) también formuló una severa advertencia sobre la situación. Si bien la entidad destacó el sostenido ritmo de crecimiento de la economía argentina, favorecido en parte por la producción agrícola y en parte por el gasto doméstico, en un contexto con signos positivos, a su vez mencionó como potencialmente peligrosa la carrera precios-salarios.