La organización del Mundial de fútbol requiere de grandes esfuerzos por parte del país organizador. Cumplir con las exigencias de la FIFA en cuanto a la infraestructura, los gastos en la organización y la promoción del evento representa un elevado egreso de recursos para los países anfitriones. Sin embargo, para Sudáfrica puede ser una oportunidad de crecimiento económico.
Al analizar la evolución de las economías de los países organizadores de los últimos seis mundiales, se observa en todos (exceptuando Japón) que el crecimiento de su producto bruto se desaceleró en el año siguiente al evento. Si bien este resultado es esperable debido al impulso económico que representan los ingresos por turismo y consumo en el año del Mundial, el desempeño de la economía en los posteriores tres años fue variado en estos países.
Tanto Italia como Alemania en los siguientes años de ser sedes del Mundial mostraron una desaceleración de sus economías derivando en una recesión al cabo de tres años. Para Estados Unidos y Francia, organizadores de las copas del mundo de 1994 y 1998, los años siguientes al campeonato no estuvieron caracterizados por fuertes variaciones de actividad, mientras que en Corea, coorganizador del Mundial del 2002 junto a Japón, se observó una alta volatilidad de su crecimiento. Por otra parte, en el país nipón se produjo un sostenido crecimiento del producto bruto a partir del 2002, tendencia que se corroboró hasta el 2005.
Según las estimaciones del FMI respecto del actual país anfitrión del Mundial de fútbol, se espera que el PBI de Sudáfrica crezca en el 2010 un 2,6% y que continúe con esta tendencia en los siguientes tres años, alcanzando una tasa de crecimiento de 4,4% en el 2013.
Sin duda la organización de un evento de tal magnitud coloca a un país en vías de desarrollo en un lugar principal en la escena internacional y representa una oportunidad para darse a conocer al resto del mundo y dejar una buena imagen para atraer futuras inversiones.
Así, el impacto económico es mucho mayor en este tipo de países que en otras naciones desarrolladas, ya que no les representa una gran diferencia de popularidad a nivel global.