El gobierno vuelve a la carga con los controles sobre la paridad cambiaria. En sólo dos semanas lanzó una batería de medidas para tratar de controlar la compra de divisas en la plaza local (dolarización de portafolios), así como también la salida del billete verde (fuga de capitales).
Ambos objetivos oficiales están generando cierto nerviosismo en el mercado, que ha llevado al dólar paralelo (en negro) a cotizar por encima de la barrera de los cuatro pesos. Si bien estos valores no son preocupantes, sí lo es que esta tendencia se mantenga en el tiempo. Datos del sector privado estiman que al cierre del segundo trimestre de este año la fuga de capitales se ubicaría por encima de los 10.000 millones de dólares (anualizados). Con la balanza comercial en los actuales niveles no hay problemas para sostener la divisa en los márgenes que quiere el BCRA, pero si este escenario se retroalimenta y la salida de dólares se acelera las cosas pueden complicarse.
Los pequeños y medianos inversores deben considerar dos variables que van a marcar una tendencia en la evolución del dólar en el mediano plazo:
? El valor de la soja. Por debajo de los 300 dólares la tonelada, el modelo productivista K se resiente y, con ello, la paridad cambiaria.
? La balanza comercial (exportaciones menos importaciones). Un superávit mensual superior a los 1.000 millones de dólares por año alimenta al modelo. Por debajo de esta cifra, crecerán las tensiones sobre la divisa.
La pérdida de competitividad que genera una inflación del 25% anual con dólar anclado determina que varios sectores estén presionando para que se dé vía libre a un proceso de devaluación más acelerado que el actual. A esto el inversor también debe prestar mucha atención para saber cómo responderá el dólar en el corto plazo, más aún si se tiene en cuenta que el país está por ingresar en un complejo año electoral.
Javier Lojo
jlojo@rionegro.com.ar