Las señales siguen llegando. Pareciera que la crisis en la Eurozona, que este fin de semana se trasladó a Wall Street, ya pide pista en los mercados emergentes. Y la Argentina no queda ajena a este esquema, pese a los triviales argumentos que da el matrimonio Kirchner en un intento de convencer sobre la fortaleza del modelo productivo en el país. La economía real no se ve afectada, aunque la esfera financiera es el canal a través del cual la crisis griega generará un freno al viento de cola.
Como se mencionó, ya hay claros indicios de que la crisis está golpeando.
* Este fin de semana el ministro Boudou esperaba una aceptación al default mayor que la anunciada: se canjearon bonos por 8.500 millones (46% a rescatar) a pesar de que los bancos le habían asegurado al gobierno que ingresarían al menos 10.000 millones de dólares. Esto muestra que la Argentina sigue siendo poco confiable en momentos de turbulencia financiera.
* Por la gran volatilidad de los mercados, Boudou decidió no colocar los 1.000 millones que pensaba emitir en Global 2017 a tasas inferiores al 10% anual.
* El riesgo país de la Argentina trepó más de 150 puntos básicos en la última semana.
Son éstas señales que dan cuenta de que las cosas no están tan bien como lo destacan los discursos oficiales.