Con más de 49 millones de habitantes, la mitad en situación de pobreza y con una esperanza de vida que no llega a los 49 años, una tasa de desempleo del 24% y un Producto Interno Bruto (PIB) per cápita de 10.100 dólares, Sudáfrica organiza el Campeonato Mundial de Fútbol en 9 de sus ciudades: Bloemfontein, Ciudad del Cabo, Durban, Johannesburgo, Nelspruit, Polokwane, Port Elizabeth, Pretoria y Rustenburg.
Entre el 2006 y este 2010 habría invertido sólo en infraestructura unos 47.520 millones de dólares, que generaron 415.400 empleos directos e indirectos. La construcción de los estadios concluyó a fines de marzo y mientras se habilita el nuevo aeropuerto de Durban terminan las remodelaciones de otros. El publicitado "Gautrain", un tren que unirá la estación aérea de Johannesburgo con Pretoria, comenzaría a circular el 8 de junio.
Subsisten otros problemas de transporte, pese a las adquisiciones de autos y minibuses a Hyundai Motor Company y de 514 utilitarios a Mercedes-Benz Argentina.
Por la crisis económica global, la situación interna y los elevados precios de las entradas -influyeron para que cayeran reservas-, la consultora Grant Thornton estimó que arribarían 373.000 visitantes extranjeros, que gastarían unos 1.500 millones de dólares, luego de pronosticar el año pasado 483.000. Cuando el gobierno sudafricano encaró la organización, imaginó que llegarían 600.000.
Durante casi un mes del torneo allí trabajarían representantes de 18.850 medios de comunicación y cuanto suceda atraería una audiencia de entre 35.000 y 40.000 millones de personas.