Magros resultados. El ministro Amado Boudou estuvo en Europa la última semana pero los efectos de su viaje fueron reducidos. En el entorno del titular de la cartera económica se admite por lo bajo que los europeos siguen siendo muy esquivos con respecto a la Argentina. Un importante dirigente de bancos en el medio local admitió que los resultados que consiguió Boudou en las reuniones que mantuvo en el Viejo Continente para el canje de deuda fueron acotados. Pero lo que más preocupó es que la Argentina sigue siendo mala palabra para muchos inversores del exterior. "Indudablemente hay mucha influencia de la historia reciente de nuestro país", aseguró el mismo dirigente en obvia referencia a la crisis de 2001-2002 y los acontecimientos posteriores. La misma fuente aseguró que costará muchos años revertir esa situación. "Por más que se haga el canje y que pueda tener un resultado quizás positivo, está claro que la Argentina genera enormes dudas en el exterior", señaló.
"Hay mucha incertidumbre sobre las cifras de la Argentina. En el exterior ya prácticamente no toman en serio las cifras que difunde el gobierno", puntualizó otra fuente.
Crisis foránea. Los popes de la Unión Industrial Argentina vuelven a estar preocupados. "Justo cuando comenzamos a recuperar el nivel de actividad salta esta crisis europea que parece muy severa", se quejó uno de los integrantes de la cúpula fabril.
El tema no es para menos. Las cifras de la industria muestran una recuperación en abril que se habría ubicado entre el 12 y el 13%, pero con este panorama europeo comienzan a surgir dudas a la hora de trazar pronósticos.
"Nadie puede anticipar qué va a pasar con la crisis que están soportando varios países, aunque indudablemente de perdurar esta situación va a afectar el nivel de exportaciones y por ende la industria en general", se quejó el mismo integrante de la cúpula de la UIA.