Los chicos necesitan una tregua.
No tener clases significa condenarlos al fracaso. El Nivel Primario, por definición, es el lugar que les debería asegurar la correcta alfabetización.
Es decir: donde se les enseñe a leer, escribir, a hacer los cálculos básicos y tomar los conceptos culturales considerados imprescindibles.
Su finalidad, en definitiva, es proporcionar a todos los alumnos una formación común que haga posible el desarrollo de las capacidades individuales motrices, de equilibrio personal, de relación y de actuación social con la adquisición de los elementos básicos culturales.
Sin esta simple ecuación, aparecen las pérdidas de oportunidades, en especial para aquellos sectores de menores recursos, y la creación de una cadena de creciente diferenciación social.
Preocupa la tendencia que muestra el abandono
La matrícula neuquina cayó 5.000 alumnos en sólo cinco años (2003-2008), mientras los recursos destinados al sistema se incrementaron 250 millones de pesos en el mismo período.
Los problemas que se observan en el sistema educativo neuquino repercuten en forma casi lineal en sus alumnos.
Los resultados analizados en el Nivel Medio -segmento más afectado del sistema- fueron detallados la semana pasada en estas mismas páginas. El Nivel Primario muestra indicadores algo mejores, pero hay un dato que llama poderosamente la atención: el abandono pasó del 0,2% al 1,8% en sólo seis años, es decir se multiplicó por nueve en el período 2002-2008.
En este mismo lapso, los recursos destinados al sistema crecieron más de 285 millones de pesos al pasar de los 111 millones en el 2002 a los 398 millones en el 2008. Es decir que, mientras los chicos están dejando el colegio a tasas exponenciales, los recursos orientados al Nivel Primario tienden a multiplicarse (ver infogramas adjuntos).
Cualquier variable económica que se quiera tomar dentro del sistema está muy bien ponderada (inversión total versus alumnos, gastos en este segmento versus presupuesto total, etcétera). Pero las variables educativas no responden de la misma manera.
Como ejemplo podemos señalar que, mientras la matrícula del Nivel Primario se desplomó en 5.000 alumnos en sólo cinco años (2003-2008), los recursos destinados al sistema se incrementaron en 250 millones de pesos en ese mismo período.
Una sencilla ecuación nos da, asimismo, que existe en el Nivel Primario un cargo cada 11 alumnos, cuando cinco años atrás esa relación se ubicaba en torno a los 15 alumnos por cargo.
¿Qué lógica marcan estas estadísticas? ¿En qué es en lo que finalmente el Estado invierte? ¿Quién controla que cada peso que entra a los colegios llegue a los chicos?
La crisis que vive el sistema es profunda. Va mucho más allá de la mejora salarial que solicitan, en forma casi intransigente, cier-tos sectores gremiales. Es lamentable que no se ponga la misma energía de los paros en buscar soluciones a los problemas de fondo que sufre el sistema.
Cambio de paradigma
Educación es un tema complejo para poder definir en sólo un par de páginas.
Participan muchas variables -endógenas y exógenas- que son las que terminan por marcar el norte del sistema. La escuela neuquina estuvo (y está en parte) sujeta a la discriminación y al autoritarismo, reflejo de una sociedad violenta y dividida en clases, donde una minoría puede llegar a controlar la superestructura de la educación.
En los últimos años, esta fractura social se acentuó aún más y la puja por la presunta distribución de la riqueza quebró la precaria inmunidad que tenía, hasta ese entonces, el sistema educativo.
La fuerza que tomaron los paros docentes acompañaron esta dinámica. Todo indica que existe un cambio de paradigma en el sistema, que es interesante evaluar con todas las estadísticas disponibles en Educación. Valores, objetivos y responsabilidades se pierden en esta vorágine que se resume -desde los sectores más intransigentes- como la lucha por la "distribución de riqueza".
Para algunos pensadores, la escuela neuquina es fiel reflejo de lo que ocurre en nuestra sociedad.
Para otros, como es el caso del filósofo Erich Fromm, "la función social de la educación es la de preparar al individuo para el buen desempeño de la tarea que más tarde le tocará realizar en la sociedad; esto es moldear su carácter de manera que se aproxime al carácter social, que sus deseos coincidan con las necesidades propias de su función. El sistema educativo de toda la sociedad se halla determinado por este cometido; por lo tanto, no podemos explicar la estructura de una sociedad o la personalidad de sus miembros por medio de su proceso educativo sino que, por el contrario, debemos explicar éste en función de las necesidades de una sociedad dada".
Está claro que hoy el sistema educativo (como estructura estatal) no contribuye a la igualdad entre los individuos que conforman su sociedad sino al acrecentamiento de las contradicciones ya existentes en la misma.
Es una cuestión compleja y multicausal que termina generando resultados no deseados: una sociedad cada vez más empobre- cida y marginada de antemano por su escolarización deficiente.
El cambio de paradigma educativo, en definitiva, termina afectando la movilidad ascendente que requiere toda sociedad para poder mantenerse en equilibrio.
Gran parte de los debates actuales sobre la "cuestión social" giran en torno a las consecuencias perversas de este proceso de mutación estructural. Educación no debe estar ajena a este debate, ya cumple un rol determinante para los que más la necesitan.