Acceder a la compra de la primera vivienda resulta prácticamente imposible para alguien con un ingreso medio tanto aquí como en cualquier parte del mundo si no se lo auxilia con financiación de largo plazo.
En la Argentina el esfuerzo salarial que demanda la adquisición de una vivienda medido en años de sueldo cuando menos se duplicó a partir de nuestra última gran crisis de fines del 2001. Aun así, en la actualidad el número de años de sueldo a destinar para la compra de una vivienda usada media estándar es del orden de los 7, cifra que no difiere en demasía de la que se requiere en otros países como Brasil, Chile, España y Estados Unidos.
Pero esta situación dentro de un contexto de elevadas tasas de interés como el que reina en la Argentina alejó la posibilidad de empalmar la cuota con el bolsillo; así el crédito hipotecario adopta un papel marginal como vehículo para el acceso a la propiedad de la primera vivienda, tal como lo demuestran las cifras concretas de la participación de hipotecas con respecto al total de escrituras de inmuebles.
En mayo último se dispuso la inyección de fondos de la Anses en forma directa al Banco Hipotecario con el fin de fluidificar la operatoria de créditos para viviendas. No obstante ello, el costo financiero total de dichas líneas siguió siendo un impedimento para el acceso a la financiación en virtud de los ingresos a demostrar para calificar a ellas. Dicha situación resulta hoy aún más complicada para la financiación de viviendas usadas: a partir del último trimestre del año pasado se decidió dejar de destinar el fondeo de la Anses para viviendas usadas, por lo que la tasa se incrementó y el costo financiero aumentó unos 4 puntos adicionales. Esto llevó a tener que demostrar, por caso, para la ciudad de Neuquén un ingreso superior a los 11.000 pesos para acceder al 70% del valor de compra de un departamento usado de tres ambientes de calidad estándar. (Ver cuadro)
Si bien es probable que durante este año sigan incorporándose algunas líneas de financiamiento a la oferta hipotecaria y flexibilizando las ya existentes, resultará sumamente difícil alinear las variables del valor del inmueble, cuota e ingresos del solicitante, más allá de la buena voluntad, ya que la inflación y la incertidumbre que ésta acarrea conspiran contra ello.
(Fuente: Reporte Inmobiliario)