Podemos hablar de "reacomodamiento", de "subas estacionales" o de "ajuste de precios relativos", pero independientemente de las definiciones que se le quiera dar a la inflación, el incremento de la canasta de alimentos está generando un empobrecimiento generalizado dentro de un sector muy importante de la población.
No hay que ser un gran analista para arriesgar que estamos en una zona de riesgo en materia inflacionaria.
Lejos de este diagnóstico, el gobierno asegura que la economía está bajo control y que no hay riesgos estructurales en el programa K.
Para el economista Carlos Melconian, la versión del gobierno nacional es que la inflación es 100% un fenómeno microeconómico de formación de los precios en los mercados -es decir, un problema en parte generado por los empresarios- y el exceso de las políticas monetaria, fiscal, cambiaria y salarial no tiene incidencia plena sobre la misma.
Esta misma teoría oficial aduce que la forma de combatirla es incentivando la inversión (para así aumentar la oferta agregada) y controlando los precios en la cadena productiva, "manejando" la rentabilidad empresaria.