Es el déficit, estúpido", cargó semanas atrás al ex presidente Néstor Kirchner durante una reunión en Olivos contra uno de los altos funcionarios de la cartera del ministro Boudou que intentaba aportar algo de racionalidad a la ofensiva del gobierno para apropiarse del control del Banco Central (BCRA).
Es que los problemas de caja que atraviesa la presidenta Fernández de Kirchner son serios.
Según estudios del sector privado, las necesidades de financiamiento -en pesos- que deberá afrontar la administración Kirchner durante este año se ubicarán en torno de los 40.000 millones, cifra que serviría para cubrir el déficit primario, asistir a las provincias y pagar la deuda con vencimiento en pesos.
El economista Carlos Melconian asegura en uno de sus recientes informes que en diciembre y enero el Central emitió moneda para financiar al Fisco por primera vez en dos décadas. En diciembre esta ayuda llegó a los 3.200 millones y en enero, a 2.400 millones. Tomando como referencia enero de este año y extrapolándolo linealmente a todo el 2010, la "colaboración" del BCRA superaría los 28.000 millones.
Cabe destacar que en los últimos años la asistencia de la entidad se había limitado al uso de reservas para pagar deuda en dólares, lo que no generaba un efecto monetario negativo en el sistema. Frente a este escenario, el tema de fondo no es si el gobierno va a usar o no las reservas del BCRA para pagar la deuda pública.
El eje del Fondo del Bicentenario para la administración Kirchner es modificar la Carta Orgánica del BCRA para que de esta manera se pueda aumentar el financiamiento al Fisco por encima de lo permitido en la actualidad a través de los adelantos transitorios y las utilidades de la entidad. Es decir, el objetivo K es habilitar la emisión de pesos espurios por parte del Banco Central para financiar el problema fiscal del gobierno.
Queda claro que con el cambio de Martín Redrado la política monetaria del país ingresa en una nueva etapa.
* Hasta el 2007 el BCRA emitió para comprar dólares con un gobierno que gozaba de buena salud gracias al fuerte superávit fiscal con que contaba.
* En 2007/2009 el escenario de la última variable cambió. El abusivo incremento del gasto público abrió la brecha del déficit. Entonces el gobierno tomó la decisión de recurrir a las cajas del Banco Nación, las ganancias del Central, la Anses, la AFIP, los ATN y todo lo que estuvo a su alcance para sostener el equilibrio macroeconómico del programa.
* El tercer período es el que recién comienza. Con las cajas de aquellos organismos que aportaban para cubrir el déficit casi agotadas, el matrimonio Kirchner se ilusiona con "liberar" la emisión para compensar desequilibrios fiscales. Más setentismo, pero ahora aplicado a la economía.
El nuevo objetivo
El Tesoro puede obtener financiamiento del BCRA a través de dos procedimientos permitidos por la Carta Orgánica de la entidad financiera: los adelantos transitorios y la transferencia de las utilidades ganadas por el Banco Central.
Los adelantos transitorios son préstamos en pesos que el BCRA otorga al Tesoro. Pero tiene límites: uno de ellos señala que el Central puede emitir anualmente un monto equivalente al 12% de la base monetaria; el otro, que las transferencias deben ser equivalentes al 10% del incremento de recursos del gobierno en el año. Los adelantos son "transitorios" porque deben devolverse en un plazo de 12 meses, cosa que en la práctica no sucede más que en un asiento contable que se revierte al día siguiente.
Según Melconian, el monto de este tipo de financiación para el Fisco fue creciente a lo largo de los últimos años y en particular en el 2009 dio un salto muy fuerte: 15.600 millones, sin que exista en la actualidad margen remanente de financiamiento. Por lo tanto, por esta vía para el 2010 sólo podrán otorgarse adelantos por el 12% de lo que se incremente la base monetaria (a mayor inflación, mayor es el aumento) y por el 10% de lo que crezcan los recursos en efectivo del gobierno nacional. Sobre la base de una inflación proyectada en torno al 20% y de una expansión de la economía cercana al 4%, se prevé que CFK podría obtener financiamiento por esta vía por un total de 7.000 millones de pesos.
La segunda fuente de financiamiento es el superávit que el BCRA gana de su operatoria anual y que transfiere en pesos al Tesoro. Las proyecciones para este año indican que mediante este mecanismo se podrían transferir unos 11.000 millones más.
La suma de estas dos fuentes definidas en la actual Carta Orgánica de la institución alcanza los 18.000 millones de pesos. Pero, de acuerdo con las estadísticas oficiales del primer mes del año, las necesidades del Tesoro para con el Central podrían sumar -para todo el año- 28.000 millones de pesos, es decir que existiría un faltante de 10.000 millones cuya obtención sólo puede ser convalidada mediante la "flexibilización" de la Carta Orgánica de la entidad.
"Los candidatos complementarios que se perfilan para cubrir las necesidades fiscales son los préstamos del sistema bancario y la venta de los activos de la Anses", apunta el informe de Melconian.
La necesidad de recurrir al BCRA para el auxilio de las cuentas públicas llega después de vaciar literalmente las cajas de los organismos públicos.
Todo superávit generado por el PAMI, la Anses, la AFIP y el Banco Nación, entre otros tantos organismos, es desviado en forma automática a la caja de Economía.
Es por ello que el sector público tiene en su poder deuda con el Tesoro por unos 50.000 millones de dólares (ver infografía), lo que representa el 17% del Producto Bruto Interno (PBI) del país.
Las tenencias de la Anses son básicamente las que heredó de las AFJP cuando se eliminó el sistema privado de jubilaciones y pensiones y los títulos que recibe del Tesoro cada vez que éste necesita apropiarse del superávit del sistema de seguridad social.
En lo que respecta al BCRA, las acreencias con el Tesoro están concentradas en los adelantos transitorios, la letra que percibió por la cancelación de deuda ante el FMI y otros bonos por montos menores.
En definitiva, en el segundo trimestre del año comenzarán a aparecer los problemas fiscales en el gobierno -independientemente de la alta liquidez que vuelve a nutrir el sistema- y será clave la vuelta de la Argentina al mercado voluntario de deuda.
Si no se llega a tiempo con esta herramienta, la administración Kirchner activará el cambio de la Carta Orgánica del Banco Central para compensar el déficit.