En la intimidad del mundo bursátil existen cábalas de las que la mayoría de los operadores se ríe en el piso de operaciones pero algunos contemplan dentro de sus cálculos, dando rienda suelta a sus ilusiones.
Ciertos brokers creen que hay meses "ideales" para invertir en la Bolsa y hacen gala de estadísticas para sustentar el argumento. Ahora, con el comienzo del nuevo año, analistas salen con una máxima del universo especulativo: lo que pase en el primer mes del año, y más precisamente en las primeras cinco ruedas de enero, determinará la suerte de los próximos once meses. Es el "efecto enero", como se lo conoce en Wall Street desde 1950.
Según la estadística de Stock Trader´s Almanac, mencionada esta semana en "El Cronista", desde esa fecha hasta la actualidad tan sólo cinco veces lo que sucedió en el primer mes del año no se trasladó al resultado anual. "Si los primeros cinco días de operaciones de enero son alcistas, al final de ese mes usualmente el mercado debería también ser positivo. Es más, como hay una correlación entre ese resultado y lo que resta del año, debería terminar en diciembre también con ganancias", reproduce el diario porteño la palabra de Ray Harrison, jefe del Harrison Financial Group. En la City los "racionales" explican que el "efecto enero" sucede porque los inversores a fines de año venden parte de sus tenencias para reportar pérdidas y así pedir reembolsos de impuestos. Los mismos salen días después para volver a acumular activos.
Claro que están los que descreen completamente de esta teoría. Mark Hulbert, de MarketWatch, señala que el "indicador de los primeros cinco días de enero" no es de fiar. El analista tomó el Dow Jones desde 1986 y mostró que sólo el 68% de las veces en las que el índice subió en los primeros cinco días de enero terminó al alza a fin de año. "No se puede hacer ninguna apuesta racional sobre el mercado basándose en el comportamiento de los primeros días de enero", sentenció.