Concluye una década de crecimiento importante del empleo formal, pero de bajos salarios reales.
El 2009 aparece como un punto de quiebre ya que el empleo se estancó y el salario real recuperó el nivel previo a la crisis del 2002. Así lo señala un reciente informe elaborado por Idesa en el que se destaca que vuelven a quedar planteados los mismos desafíos que se eludieron apelando al recurso simple pero poco efectivo de la devaluación. Esto lleva a enfatizar que la fuente genuina de competitividad y progreso social es la modernización de las instituciones económicas, laborales, sociales y educativas, es decir, la estrategia que siguen los países que logran aumentos simultáneos de empleo y salario real.
Se ha esfumado gran parte de la abrupta "licuación" de salarios que produjo la devaluación. Esto se debió a la recuperación de los salarios nominales y a nuevas regulaciones.
Según datos del Ministerio de Economía, la evolución del salario registrado en el sector privado corregido por inflación mayorista tuvo el siguiente comportamiento:
? Entre 1994 y el 2001 fue de $ 3.135 a precios del tercer trimestre del 2009.
? En el 2003 cayó en términos reales un 42% para ubicarse en $ 1.823 a precios del tercer trimestre del 2009.
? En el tercer trimestre del 2009 el salario real volvió a tener un nivel similar al previo a la devaluación: $ 3.091.
Los datos sugieren que, además del aumento de la actividad económica, un poderoso mecanismo de creación de empleos a lo largo de la década fue la desvalorización del salario real luego de la devaluación del 2002. En este contexto, el 2009 aparece como un punto de quiebre ya que el salario real recuperó el poder de compra que tenía antes de la devaluación y simultáneamente se paralizó la generación de nuevos empleos. Termina una "década perdida" en materia laboral. Varios países latinoamericanos experimentaron importantes progresos sociales gracias al contexto internacional muy favorable para toda la región. En la Argentina, en cambio, las oportunidades no fueron aprovechadas. Una de las consecuencias sociales más negativas es que los salarios recién alcanzan el nivel que tenían en la década pasada.