Por iniciativa de la Cámara Argentina de Comercio, semanas atrás se presentó en Buenos Aires el informe sobre "La discriminación impositiva al sector comercial", elaborado por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal. Su presidente, el Dr. Nadin Argañaraz, en diálogo con "Río Negro", se refirió a los puntos centrales del trabajo, los problemas derivados de la alta carga fiscal y la necesidad de redefinir el sistema tributario.
-¿Cuáles son las principales conclusiones del informe?
-El análisis se hizo sobre la carga tributaria que recae en el sector comercio, tanto minorista como mayorista. La conclusión fuerte es que, cuando se la compara con otros países, tanto vecinos como países desarrollados como España o Estados Unidos, la carga tributaria que tiene el comercio en la Argentina, considerando los principales impuestos que paga, la posiciona por encima del resto de estos países. Además, de la comparación de la carga tributaria que ejercen en promedio las 24 jurisdicciones provinciales y los 100 municipios analizados sobre las distintas actividades económicas, surge que la presión aplicada al sector Comercio es la más elevada, seguida por el sector Servicios.
-¿Cómo evalúa la tendencia de la presión impositiva?
-La carga tributaria provincial y municipal en el 2009 va a terminar siendo la más alta de los últimos ocho años. Claramente hay una situación contraria a lo que cualquier sector de actividad económica o el propio ciudadano esperaría, porque no debemos dejar de lado que son las personas quienes terminan soportando la carga tributaria, en la medida que una actividad económica gravada puede trasladar el impuesto hacia adelante o hacia atrás.
-¿Y cuál sería la explicación de ese crecimiento?
-La cuestión de fondo pasa por el tamaño del Estado, por la ineficiencia con la que se gasta y por la relación fiscal Nación-provincias. Se está hablando del financiamiento y a mi criterio se habla poco por el lado del gasto.
-¿Cómo poner límites a la expansión del gasto público y la consecuente voracidad fiscal?
-Hay que trabajar de manera integral y coordinada en los tres niveles de gobierno para avanzar en un sistema de distribución clara de las responsabilidades del gasto, que se ejerza con eficiencia, y en base a eso distribuir potestades tributarias acordes con una carga impositiva razonable y competitiva a nivel internacional. Una empresa que hoy produce bienes exportables en Argentina tiene que verse sometida a impuestos que después no descarga cuando exporta.
-¿Cuáles serían las bases de una reforma tributaria que incentive el crecimiento?
-En Argentina tiene que venir una definición integral de fondo sumamente consensuada con la sociedad, para que el país encuentre un esquema fiscal sostenible, que es lo que no se ha logrado en los últimos años. En la década de los 80 el déficit fiscal se financió con emisión monetaria y eso nos llevó a la hiperinflación; en los 90 se financió con deuda y nos llevó a un hiperendeudamiento. En estos años subió fuertemente la presión tributaria, lo que termina ahogando a muchos sectores formales de la economía y penalizando la creación de empleo formal. Hemos probado casi todos los caminos. No se puede pensar siempre en cómo financiar un determinado nivel de gasto público. Tenemos que empezar a pensar cuál es el grado de eficiencia con el que se está gastando. La presión tributaria es función del tamaño del Estado. Si tengo un Estado grande y con ineficiencias, es el sector privado el que lo financia.
-¿Es conveniente coparticipar el impuesto al cheque?
-Hay que intentar eliminarlo. Es difícil hacerlo porque representa dos puntos del PBI, no se lo puede eliminar de hoy para mañana en la situación fiscal actual. Pero si se lo coparticipa no se lo saca más.
-¿La reforma del Estado no es el gran tema pendiente?
-Es una decisión política. Tenemos que reformar en serio el Estado y decidir qué hay que reformar. La primera cuestión es que los Estados sean transparentes al ciudadano, desde cómo gastan y cómo recaudan. Por ejemplo, ver en una factura cuánto se paga de Ingresos Brutos a la provincia, al municipio. Además de transparencia debe haber eficiencia.
-En Estados Unidos existen asociaciones de contribuyentes, ¿cómo funcionan?
-Son instituciones que de alguna manera están contándole las costillas al Estado, integradas muchas veces por empresarios. Si se intenta subir un impuesto o existen problemas de financiamiento, estas asociaciones plantean una discusión. Toda la masa de contribuyentes no podría sentarse a discutir con los funcionarios. Al existir asociaciones que los representan, esto facilita la defensa de quienes pagan impuestos. En la Argentina sería muy bueno que surgieran, en forma paralela a un Estado más transparente.