Brasil se destacó a nivel global como una de las grandes economías que resistieron el golpe de Lehman sin notar una contracción en su producto. El PBI se mantuvo sin variación ante las turbulencias, pero dejó a la vez buenas variables macro: el Banco Central de ese país acumuló a lo largo del año u$s 34.700 millones en reservas internacionales y la economía local percibió un incremento en la inversión extranjera de u$s 25.500 millones, un superávit comercial de u$s 24.200 millones y una entrada de capitales de u$s 18.300 millones.
La disparada del petróleo, que empezó el año en u$s 40 y terminó rozando los u$s 80, fue clave como impulso para las acciones de Petrobras, que ganaron un 96% en estos 12 meses y tienen la mayor ponderación en el Bovespa. Por la buena salud de los commodities, la acción brasileña Vale Río Doce logró una suba de 140% y la solvencia del sistema financiero dejó al gigante Itaú Unibanco con un crecimiento del 60%. En el mercado ya pueden encontrarse gurúes que se entusiasman con un indicador en los 80.000 puntos. El banco español Santander, por caso, estableció esa meta para fines del 2010, lo que implicaría una suba del 17% en el índice paulista respecto de su nivel actual.