Los mercados mundiales de acciones, materias primas y divisas repuntaron en el 2009 después de una vertiginosa caída hasta marzo, pero el 2010 podría ser el año de todos los peligros, con persistentes dudas sobre el ritmo y el vigor de la recuperación.
El impacto mayor de lo previsto de la crisis financiera en la economía real sumió en marzo a los mercados de acciones y de divisas en una torpeza de la que sólo pudieron sacarlos los planes de reactivación y la bajada de las tasas de interés hasta niveles sin precedentes.
El Dow Jones, índice principal de Wall Street, cayó en marzo por primera vez en doce años por debajo del umbral de los 7.000 puntos. "Hasta ahora el remedio de los planes de apoyo parece funcionar, porque la mayoría de las economías vuelve a crecer", señalaron los analistas de Wells Fargo Securities.
A medida que aumentaba la confianza en la recuperación, el dólar, uno de los grandes valores refugio, perdía vigor, abandonado por inversiones más arriesgadas y rentables. A finales de noviembre, el euro estableció un máximo anual en 15 meses, a 1,5144 dólares, aunque la tendencia empezó a invertirse en este fin de año y se situaba en torno a 1,43 el 29 de diciembre.
Beneficiándose de la debilidad del dólar, el oro batió un récord detrás de otro en el 2009, para llegar a un máximo histórico de 1.226,56 dólares la onza a principios de diciembre.
El petróleo también aprovechó la debilidad del billete verde y sus precios doblaron para volver a colocarse por encima de los 80 dólares, aunque ahora se sitúa por encima de los 70.
"La cuestión es saber si las tendencias alcistas de estos nueve últimos meses continuarán el próximo año" en el conjunto de los mercados, dijo David Woo, analista de Barclays Capital. Incluso en las economías que vuelven a crecer, "la recuperación no es aún realmente perenne (...) y su ritmo debería seguir siendo penosamente lento", comentó también Wells Fargo.
Los mercados temen sobre todo una recuperación en "W", es decir con una segunda caída.