Z climatización es una firma dedicada a la instalación de equipos de climatización en empresas y domicilios particulares. Recientemente instaló en Buenos Aires un sistema de calefacción a base de energía solar para la empresa Albacete SA del grupo Mormai de Brasil, dedicada a la fabricación de anteojos.
En diálogo con “Río Negro” su titular puso énfasis en el potencial de la energía solar y en los problemas de las energías convencionales.
–¿Qué posibilidad existe de extender el uso de la energía solar?
–Depende de las necesidades. En la medida en que vayan subiendo el precio del petróleo y la energía eléctrica la gente se verá obligada a volver atrás. Esto no es nuevo: el hombre la usó para secar fruta, por ejemplo, y también se pueden secar minerales.
–Para una pyme, ¿la inversión inicial es muy alta?es muy alta?
–En el caso de la empresa Albacete, el costo fue de tres veces el de una instalación convencional de calefacción. Pero tienen la ventaja de que después de 5 ó 6 años tendrán calefacción gratis o casi. Para una casa de familia la relación es menor.
–¿Pero la instalación de gas también hay que hacerla?–
Sí, porque cuando no hay sol hay que utilizar calefactores a gas. Se podría almacenar energía solar, pero es mucho más costoso. Cuando el sol comienza a calentar hay un sensor que apaga el gas y arranca la calefacción solar.
–¿Qué otros desarrollos hay en la Argentina?
–La Universidad de Salta ha hecho bastante en lo que respecta a secado de pimientos, con varios métodos. Hay muchas formas de captar la energía solar.
–¿Qué brecha tenemos con respecto a otros países en el uso de la energía solar?
–Estamos en pañales; en Europa se usa muchísimo, por ejemplo, para producir agua caliente para viviendas y calefacción. Están premiando el bajo uso de energía convencional.–
¿Esto es a nivel empresas?–Y para casas de familia también. En Alemania está legislado. En Turquía hay pueblos enteros con colectores solares.
–¿Qué condiciones se deberían dar en el país para extender su uso?
–Tendría que bajar un poco el costo, si bien no hay muchas posibilidades de disminuirlo. Hace falta conciencia. La gente de Mormai hizo la fábrica con el techo a dos aguas, pero en vez de ser el tradicional es en forma de V, con la caída hacia adentro. Con una canaleta profunda juntan agua de lluvia para uso sanitario.
–¿Cuáles son los problemas derivados del actual paradigma energético?
–Cuando enciendo un calefactor central, el rendimiento es del 70 u 80%. Quiere decir que estoy perdiendo un 20% de energía. Y esto es impacto ambiental. De los 100 litros de consumo de combustible, un automóvil utiliza 37: el resto es calor que se emite a la atmósfera.
–¿Qué otros ejemplos se podrían citar?
–En países como Israel es impresionante; a la energía solar se le da un uso agrícola, secado de fruta, sacan agua de pozo... también en la India. La energía es única y se muestra de distintas formas, de luz, de trabajo... hay que ir transformándola.
–¿Cuál es el origen de la tecnología para aprovechar la energía solar?
–Viene de los países del Primer Mundo. No significa que en la Argentina no se hagan trabajos. En la Universidad de la Plata han colaborado conmigo para esta obra. Están construyendo calefones solares.
–Como empresario, ¿cuál es su visión de la situación económica?
Hay movimiento; no voy a decir que es de los mejores momentos, pero en mi caso estoy trabajando bien. Aunque los costos son mayores. Desapareció el consumidor de clase media o media baja que se instalaba un equipo de aire.
–¿Es más fácil o difícil ser empresario hoy en la Argentina?
–Más difícil, hay más competencia, hay que conocer bien los costos, saber seleccionar proveedores...–¿Cuáles son las barreras al crecimiento?
–La política; para invertir se lo piensa dos veces y para pedir un préstamo a un banco, más todavía. Al margen de estar a favor o en contra del campo, el ejemplo es válido: han dejado de producir.