a situación fiscal sigue siendo el talón de Aquiles del modelo económico. Si bien hay expectativas de mejora para el 2010, existen dudas de que ésta pueda compensar los fuertes desvíos que ya muestra el programa en materia fiscal. Las miradas del gobierno están puestas nuevamente en el "salvavidas" que le pueda dar el campo. Con una cosecha de soja para la próxima campaña en recuperación -en torno a los 52 millones de toneladas- y un precio por encima de los 400 dólares, las retenciones aportarían al fisco algo más de 30.000 millones de pesos. Una ayuda para la caja oficial.
Pero hoy, con un superávit fiscal en picada y sin financiamiento genuino, el gobierno se enfrenta a una disyuntiva para no tener que ajustar el gasto y poder pagar la deuda pública en tiempo y forma.
Un reciente informe elaborado por la Consultora M&S detalla que ésta no es la primera vez que la administración Kirchner confronta con este escenario.
? Entre el 2003 y el 2008 la disyuntiva oficial estaba entre gastar o almacenar superávit. La elección fue gastar compulsivamente y tener superávit. Lo logró, llevando la presión tributaria a niveles récord.
? En el 2009 aparecieron otros dos dilemas. Uno fue entre el control de gasto o perder el superávit. El gobierno optó por mantener la suba del gasto público. El otro, pagar la deuda en dólares con reservas del Banco Central o entrar en default. Y se inclinó por la primera opción.
? De cara al 2010 al gobierno se le presentan otras dos disyuntivas fiscales. Una de ellas es hacer el ajuste de gastos o seguir recurriendo al Banco Central para financiar el Tesoro. La emisión y no el ajuste pareciera que es la decisión "natural" de la administración K. La segunda es si sigue pagando la deuda en dólares con reservas o va a un acuerdo con el FMI para salir a tomar crédito internacional. Aquí la decisión no está del todo definida. Algunas variables del mercado comienzan a mostrar signos positivos (ver nota de tapa) y uno de ellos es la progresiva baja del índice del riesgo país, lo que abre una esperanza -de mantenerse esta tendencia- para salir a tomar deuda voluntaria el año próximo. Si no existe esta posibilidad, seguramente la decisión será seguir pagando la deuda pública en moneda extranjera con reservas. (Red. Central)