Esa es la gran incógnita de los argentinos.
- Si partimos de la realidad de las empresas, todas ellas hablan de la necesidad de una paridad superior al 4,5 pesos para volver a ser competitivas en los mercados (interno y externo). Aducen, y las estadísticas lo respaldan, que los costos de producción ya están por encima de los niveles de la convertibilidad. Y aclaran que una devaluación superior al 20% en el segundo semestre del año permitirá poner los costos relativos "en su lugar".
- Para el gobierno no hay medida más fácil para ajustar que una devaluación, como piden las empresas. Con un peso débil el brutal aumento del gasto público se licúa y los ingresos crecen de la mano de una mayor recaudación (más pesos por los mismos dólares) por impuestos a las exportaciones. La ecuación es envidiable para cualquier ministro de Economía. Pero hay que tener en cuenta el frente inflacionario que, como no está controlado, cualquier cambio abrupto en la paridad cambiaria puede trasladarse a los precios. Y en este escenario terminaremos señalando que fue peor el remedio que la enfermedad. El matrimonio K sabe que la salida para defender el "modelo" es devaluar, pero también es consciente de que esto se debe hacer "paso a paso" y no generar una expectativa sobre el posible techo al que puede llegar la paridad cambiaria en el mediano plazo.
- La realidad del mercado va a contramano de estos dos casos. En los últimos doce meses el peso argentino se devaluó cerca del 26% respecto del dólar. En cuanto a la inflación, este valor está al menos 10 puntos por encima. Al relacionarlo con salarios promedio, la brecha se achica, pero sigue arriba. Si a esto se le suma la evolución anual del dólar en el exterior en los últimos días, la ecuación está aún más a favor de la teoría de que "estamos bien competitivamente".
- La percepción de la gente (mercado doméstico local) es que la moneda norteamericana perforará el techo de los 4 pesos antes de fin de año y por ello está comprando dólares como alternativa para defender sus ahorros. La dolarización es importante, pese a que disminuyó en las últimas semanas. Está claro que aquel que apostó al dólar espera una devaluación en el corto plazo. Y muchos fueron los que buscaron "un pleno" con esa jugada. (R. C.)