En las últimas semanas el Banco Central (BCRA) se mostró muy activo en el mercado cambiario. Intervino con firmeza regulando tanto el valor del peso “spot” (precio de la moneda en el mercado de contado) como la moneda a “futuro”.Las elecciones legislativas pusieron en alerta a las autoridades monetarias ya que el argentino medio, producto de la volátil historia macroeconómica, siempre fue muy sensible a los cambios en el precio del dólar.Pese a los reclamos sectoriales (agroexportadores e industriales) a favor de una suba en el tipo de cambio y a la importante salida de capitales como consecuencia del alza de las expectativas generales de depreciación, el BCRA apenas convalidó suaves correcciones en las últimas semanas. La estrategia oficial para que no se disparara el dólar y generara un caos a sólo días de las elecciones fue vender divisas al mercado “spot” y “futuro” para poner un techo en la moneda, por lo menos hasta fin de mes. En un análisis de costo-beneficio, el oficialismo optó por detener el alza de las reservas internacionales del BCRA para llegar con un dólar “quieto” a fin de mes. Mientras tanto continúa con su política activa para ofrecer herramientas financieras que son una verdadera tentación para el mercado financiero. El show de los bonos, estimulado por el mismo gobierno, fue una de ellas: en promedio los títulos de deuda argentinos subieron un 28% en sólo 30 días. Las tasas de interés esta semana treparon otros dos puntos para depósitos superiores a los 100.000 pesos. Hay bancos que ofrecen el 16% por plazos fijos a 30 días (con vencimiento poselectoral). Todo convalidado por el BCRA.
En este escenario el ahorrista se encuentra ante la disyuntiva de apostar a comprar un dólar de 3,77 pesos (3,87 en la región) a la espera de que el 29-J el gobierno devalúe o salir a adquirir bonos que hoy muestran rendimientos en dólares superiores al 20% anual o plazos fijos en moneda local con tasas preelecciones realmente apetecibles.