Más distanciados. La última semana marcó el alejamiento cada vez más ostensible entre una parte importante de la cúpula empresaria local y la gestión de los Kirchner. Hubo un encuentro que puede ser tomado como un punto de inflexión en el dificultoso diálogo que están manteniendo el gobierno y la cúpula de la Unión Industrial Argentina. Fue entre el ministro Julio de Vido y el titular de la UIA, Héctor Méndez.
La reunión fue para apaciguar los ánimos de los industriales, enardecidos por la injerencia del gobierno de Hugo Chávez en empresas argentinas radicadas en la región. Hubo reproches mutuos, caras largas y escasos resultados. Una importante fuente de la central fabril lo definió con claridad. "Es hora de cambiar, no se puede seguir con algunas cuestiones que están totalmente agotadas". Son muchos los empresarios que empiezan a advertir que varios aspectos de la gestión Kirchner están desgastados. Uno de esos puntos es la política exterior. Pero también consideran que están agotados el modelo de autofinanciamiento y la relación misma con el gobierno y cuestionan la falta de crédito en el país.
Bono patriótico. El gobierno está avanzando decididamente en la búsqueda de financiamiento para después de las elecciones. Y empieza a cobrar mayor fuerza la idea, polémica por cierto, de la suscripción de un bono patriótico con los bancos.
Una fuente del Ministerio de Economía apuntó que el objetivo es utilizar recursos que los bancos han mantenido en stand- by en los últimos años. "Se trata de recursos en dólares que los bancos han mantenido en cuenta corriente en el Banco Central y que no inciden en la cartera ni en el balance operativo de las entidades", resaltó un funcionario del Palacio de Hacienda. Todavía no hay montos concretos, pero se habla de una cifra importante, del orden de los 1.000 a 1.500 millones de dólares. Aparentemente, las primeras conversaciones que se mantuvieron con los bancos por este tema habrían sido positivas.