Juan Ignacio Crespo, director europeo de Thompson Reuters, explicaba días atrás en una nota en el diario español "El País" cómo el mercado esperaba que se destrabe el acceso al crédito, algo esencial para reactivar la industria de los países desarrollados.
La clave está en el llamado plan "público-privado", ideado por el secretario del Tesoro norteamericano Timothy Geithner.
El mismo consiste en las subastas de activos tóxicos. Un moderado éxito iniciará el círculo virtuoso de recuperación de los precios de esos activos, algo que en parte ya está sucediendo con la caída del costo de avalar las emisiones de empresas con peor crédito. No es casual que la mejoría de precio se produjera justamente la víspera del anuncio del Plan Geithner, lo que es en sí mismo un síntoma de que podría funcionar.
Las pruebas de esfuerzo, por su parte, permitirán conocer a finales de este mes cuáles de los bancos norteamericanos necesitan una ampliación de capital a la que, si no acude el sector privado, tendrá que ir el público, pero esta vez ya sin que al presidente Obama lo puedan acusar, desde posiciones populistas, de regalar dinero a los bancos o, desde la derecha republicana, de que está haciendo "socialismo financiero".
Un positivo resultado en el plan "público-privado" debería reflejarse en el valor de las acciones de empresas que hoy están siendo cuestionadas por el mercado. Muchos operadores ya salieron a hacer sus apuestas. La acción más demandada en esta semana: General Electric. La que más expectativa muestra: General Motors.
Encuesta
El apetito por el riesgo ha comenzado a surgir al mejorar el sentimiento en relación con la economía global, según una encuesta que realizó Merrill Lynch con gestores de fondos para abril. El optimismo con respecto al crecimiento ha llegado a su más alto nivel desde comienzos del 2004.
Un 26% neto de los encuestados dice que la economía global se fortalecerá en los próximos 12 meses, un marcado aumento del 24% negativo de enero.
Al contrario de lo que ocurrió en marzo, los inversores están comenzando a actuar teniendo en cuenta las mejores perspectivas y están liberándose de posiciones negativas muy arraigadas. Una diferencia vital es que el pesimismo del inversor en acciones de los bancos ha comenzado a retroceder. Los asignadores de activos se están volviendo hacia sectores cíclicos como la tecnología.
Y China continúa siendo una luz de esperanza para la economía global. Gran parte de las miradas está puesta en este mercado.