Esto se ve reflejado en la evolución que sufrió la acción del Citi, que pasó de cotizar de los 26,8 dólares en mayo del 2008, a los 1,01 dólares en marzo de este año, mostrando una caída del orden del 96% (ver infograma adjunto). Algo insostenible para cualquier empresa.
Lo mismo se puede decir del Bank of America. Una valuación realizada por JP Morgan detalla que los activos del BofA cotizaban a mediados del año pasado en unos 250.000 millones de dólares. Después de la crisis, al cierre de marzo de este año, su cotización supera levemente los 35.000 millones de dólares.
Europa no quedó fuera de este terrible escenario. Las 10 principales entidades financieras del Viejo Continente perdieron en conjunto -por el proceso de descapitalización- algo más 1,1 billones de euros (1,43 billones de dólares), tal cual reflejan los gráficos adjuntos que muestran la evolución de las principales acciones. La fuerte intervención de los bancos centrales de los países desarrollados en sus sistemas financieros, aportando liquidez y capitalizando las entidades para que éstas no quiebren, marcó -en principio- el piso de la crisis financiera. A partir de marzo se observa un importante repunte sobre las acciones de los principales bancos afectados y en los resultados de sus balances para el cierre del primer trimestre del año.
Recomponer el sistema financiero es clave para poder continuar alimentando el capitalismo. Las señales del mercado bursátil son claras. Todo pareciera indicar que lo peor ya pasó para las entidades bancarias.
Desde la intervención del gobierno de los Estados Unidos en en Citi Group, la acción de esta firma se multiplicó por cuatro en sólo algo más de un mes (ver infograma adjunto).
Lo mismo ocurrió con el resto de las principales entidades financieras del globo. El dinero inyectado por Europa y Estados Unidos alcanzó a la fecha los 1,8 billones de dólares y se espera que para este año intervengan con otros 4 billones de dólares más. La idea final de los gobiernos centrales es dar liquidez al sistema a bajo costo (tasa casi cero) y volver a capitalizar a las entidades para que vuelva a ingresar el crédito al circuito productivo.
Las expectativas están ahora puestas en afianzar el sistema financiero para que sea el puente que permita el desarrollo de la producción a través del crédito.
El plan de Geithner para volver al crédito
Juan Ignacio Crespo, director europeo de Thompson Reuters, explicaba días atrás en una nota en el diario español “El País” cómo el mercado esperaba que se destrabe el acceso al crédito, algo esencial para reactivar la industria de los países desarrollados.La clave está en el llamado plan “público-privado”, ideado por el secretario del Tesoro norteamericano Timothy Geithner. El mismo consiste en las subastas de activos tóxicos. Un moderado éxito iniciará el círculo virtuoso de recuperación de los precios de esos activos, algo que en parte ya está sucediendo con la caída del costo de avalar las emisiones de empresas con peor crédito. No es casual que la mejoría de precio se produjera justamente la víspera del anuncio del Plan Geithner, lo que es en sí mismo un síntoma de que podría funcionar.Las pruebas de esfuerzo, por su parte, permitirán conocer a finales de este mes cuáles de los bancos norteamericanos necesitan una ampliación de capital a la que, si no acude el sector privado, tendrá que ir el público, pero esta vez ya sin que al presidente Obama lo puedan acusar, desde posiciones populistas, de regalar dinero a los bancos o, desde la derecha republicana, de que está haciendo “socialismo financiero”.Un positivo resultado en el plan “público-privado” debería reflejarse en el valor de las acciones de empresas que hoy están siendo cuestionadas por el mercado. Muchos operadores ya salieron a hacer sus apuestas. La acción más demandada en esta semana: General Electric. La que más expectativa muestra: General Motors. EncuestaEl apetito por el riesgo ha comenzado a surgir al mejorar el sentimiento en relación con la economía global, según una encuesta que realizó Merrill Lynch con gestores de fondos para abril. El optimismo con respecto al crecimiento ha llegado a su más alto nivel desde comienzos del 2004. Un 26% neto de los encuestados dice que la economía global se fortalecerá en los próximos 12 meses, un marcado aumento del 24% negativo de enero.Al contrario de lo que ocurrió en marzo, los inversores están comenzando a actuar teniendo en cuenta las mejores perspectivas y están liberándose de posiciones negativas muy arraigadas. Una diferencia vital es que el pesimismo del inversor en acciones de los bancos ha comenzado a retroceder. Los asignadores de activos se están volviendo hacia sectores cíclicos como la tecnología. Y China continúa siendo una luz de esperanza para la economía global. Gran parte de las miradas está puesta en este mercado.