La semana transcurría complicada para el gobierno neuquino. Parecía que el conflicto educativo no se superaba y que el turismo se iba a ver seriamente afectado por las amenazas de corte sobre las rutas.
Pero sobre el cierre del miércoles, la dura batalla entre el gremio docente y el gobierno quedó zanjada luego de acordar el aumento salarial que dejó conformes a las partes. Intentemos resumir los acontecimientos que dejaron sin clases a los chicos neuquinos por más de 26 días hábiles.
- A fines de febrero de este año la administración Sapag dejó en claro que "no había un peso de más para aumentos".
- El gremio, por su parte, pidió un incremento de salarios del 45%. Esto representaba en la remuneración media de los docentes neuquinos algo más de 1.100 por trabajador. Como no tuvo respuesta, se inició el ciclo lectivo con un paro de 72 horas.
- En estas seis semanas sin clases, la postura del gremio y del gobierno fue cediendo hasta llegar al acuerdo firmado esta semana: les otorgó a los docentes un aumento de 150 pesos, algo más del 10% de lo que reclamaban.
- Obviamente, las inflexibles palabras del gobernador Sapag, en las que amenazaba que "día que no se trabaja no se cobra", se las terminó llevando el fuerte viento de la Patagonia. Los docentes que no trabajaron cobrarán por esos días como si lo hubiesen hecho. Cabe preguntarse ¿cómo se sentirán aquellos que dictaron sus clases normalmente? Con este tipo de conductas, el gobierno vuelve a nivelar para abajo. No hay decisión política para cambiar el actual status quo.
- Del firme pedido del 45%, el gremio con esta suma fija consiguió un aumento real de entre el 2% y el 9%, dependiendo del sueldo y cargo que se trate.
Las preguntas que se plantean desde el sentido común serían: ¿vale la pena cortar la educación para nuestros hijos seis semanas por sólo $150?, ¿los docentes son conscientes de lo que consiguieron y el costo que tuvo esto para la sociedad?, ¿el gobierno puede llevar un conflicto hasta este límite por esta cifra que se puso en juego?
Está claro que algo está fallando en nuestra sociedad.
Por lo pronto, el valor de seis semanas de clases no pueden costar $150, sean éstos remunerativos o no. Nadie pone en duda la legitimidad de las huelgas, los reclamos salariales, los derechos de los docentes por su trabajo y los pedidos sobre las condiciones mínimas para poder llevar su tarea con dignidad. Pero todo esto no se negocia por 150 pesos.
Eso sí el gobernador Sapag terminó su día miércoles pasado pidiendo "por unas Pascuas en paz...". Neuquén, ¿tierra nueva? (J. L.)