Lás de 30 acuerdos firmaron la Argentina y Brasil durante la semana dedicada al país, el mes pasado, por la Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo (FIESP). De la misma participaron 1.200 empresarios de ambas naciones (487 compatriotas), que mantuvieron más de 2.000 entrevistas en todos los rubros -destacándose los de alimentos, vinos, biotecnología y autopartes- y el sector de las pequeñas y medianas empresas (pymes).
Simultáneamente, tanto los presidentes Cristina Fernández de Kirchner y Luiz Inácio Lula da Silva procuraron superar diferencias. La devaluación y las facilidades otorgadas por Brasil para sus productos constituyen proteccionismo, según la mandataria, para quien "hay que profundizar la integración entre ambos países, y es un desafío más que importante por lo que está viviendo la economía global". En otro tramo de su discurso aseveró que "la inteligencia está en saber en qué somos más competitivos cada uno".
Lula, a su vez, buscó disminuir el conflicto desencadenado por las barreras argentinas al intercambio, que interpretó fueron precipitadas y adoptadas antes de dialogar. "No hay que discutir de proteccionismo sino de comercio -subrayó-, porque si hay más ventas estaremos mejor".
Demostró estar persuadido de que "no tenemos que vernos como adversarios, ya que la grandeza de la industria brasileña no puede ser un obstáculo para la industria argentina". No conforme con ello, proclamó que "sin la alianza entre Argentina y Brasil no existirá la unión sudamericana".
Las licencias no automáticas aplicadas por el gobierno nacional para controlar el flujo de importaciones en medio de la crisis y tras la devaluación del real, fueron defendidas por la Unión Industrial Argentina (UIA).
Mientras tanto ambas cancillerías resolvieron que las divergencias comenzaran a dirimirse el 25 de marzo, entre los privados, sector por sector, para implementar nuevos cupos, cuotas de mercado y precios mínimos.
Fernando Fraguío, secretario de Industria, afirmó que los acuerdos deben derivar "en un intercambio comercial más equitativo" y se comprometió a "reducir el tiempo de análisis de las licencias no automáticas en aquellos sectores donde haya acuerdos".
Volvieron a analizarse, asimismo, medidas conjuntas para evitar desvíos comerciales con China, cuyos productos arriban a precios de dumping, y la posibilidad de que los exportadores argentinos dispongan de facilidades para reequilibrar la balanza, que el año pasado arrojó un déficit de 4.300 millones de dólares para el país y en el primer bimestre del actual uno de 208 millones.
Como los efectos de la crisis provocaron la caída en el intercambio bilateral, Débora Giorgi, ministra de Producción, recomendó un "crecimiento equilibrado, equiparando densidades de los tejidos industriales" y potenciar acciones conjuntas para aumentarlas hacia el resto de las naciones, a fin de "insertarnos en un mundo con recesión, sobreproducción y acumulación de stocks y fuertes restricciones crediticias".
Giorgi reconoció que eso exigirá aplicar las siguientes estrategias:
* Exportar bienes y servicios, buscando innovación en ciencia y técnica con más valor agregado, mediante mayor integración de la cadena productiva; diversificación en productos y destinos, y más participación de las pymes, directa e indirecta.
* Captar inversiones, explotando las ventajas competitivas de la región; buscar complementaciones para abrir mercados y lograr un grado de integración regional que potencie la salida exportadora.
La ministra insistió en que "con el trabajo conjunto y coordinado, más la activa participación de embajadas y el sector privado, los recursos individuales se multiplican".
Para que la Argentina y Brasil salgan a vender al mundo, convendrá que busquen sinergias en sus acciones de promoción, con misiones comerciales conjuntas. Este año ambos países proyectaron participar en 1.075 ferias y exposiciones (475 y más de 600, en uno y otro caso). Perspectivas adicionales surgirían del trabajo coordinado de las 169 embajadas (77 y 92, respectivamente).
Aparte de los mencionados ofrecimientos, habría que "salir" a ofrecer las oportunidades que presenta la zona para captar inversiones extranjeras y bilaterales, articulando incentivos en cadenas regionales (calzado, textil y confecciones y automotriz, entre otras). En ese cometido convendría que actuaran coordinadamente las agencias existentes y las carteras de Producción, poniendo énfasis en las ventajas de la Unión Aduanera (mercado ampliado, recursos naturales y humanos y complementaciones productivas). Como experiencia positiva se indicó la participación conjunta, en setiembre último, en la Feria Internacional de China para la Inversión y el Comercio (Cifit, China International Fair for Investment and Trade).
Aquí se apuntará a potenciar los recursos disponibles y utilizar las herramientas del Fondo para la Convergencia Estructural del Mercosur (Focem) y el Fondo de Garantía para las Pymes y cadenas de valor, como por otra parte las nuevas que promuevan una creciente integración regional que permita la consolidación como plataforma productiva y las promociones de exportaciones e inversiones.
No se desconoce en el gobierno argentino que salir al mundo en forma conjunta resulta casi un mandato en el marco internacional actual, que exige esfuerzos y el mejor aprovechamiento de los recursos y demanda consolidar una estrategia con Brasil y un nuevo espacio de interrelación entre el Estado y los privados.
Consecuencias de la crisis y algo más
Aunque en público, dieciséis días atrás, los presidentes de la Argentina y Brasil intentaron minimizar en Sao Paulo las diferencias comerciales bilaterales y acordaron no permitir que las fricciones originadas contrarresten la integración entre ambas economías, la realidad no fue ésa.
En el Ministerio de Producción local aún aguardan que se logren acuerdos mediante negociaciones directas de los empresarios, que incluirían cuotas de mercado, cupos y/o la fijación de precios mínimos.
Comenzaron el 25 de marzo pasado, en Buenos Aires, donde los visitantes se refirieron a la caída del intercambio bilateral y las barreras impuestas por el gobierno nacional a unos 200 productos, muchos brasileños, para revertir 70 meses ininterrumpidos de déficit en la balanza comercial. El de 2008 se aproximó a -4.300 millones de dólares, en tanto el del primer bimestre del 2009 quedó en -120 millones. El sector automotor causó más de la mitad de dicho desequilibrio, pero también contribuyeron las manufacturas de metal, máquinas y aparatos eléctricos, textiles y confecciones, calzado, muebles y maquinaria agrícola.
Fernando Fraguío, secretario de Industria, aseguró que "la Argentina no está ni directa ni indirectamente planeando cambiar las reglas de juego" y se comprometió a "reducir el tiempo de análisis de las licencias no automáticas en aquellos sectores donde haya acuerdos".
Hasta ahora parecería que, infructuosamente, la Asociación de Fábricas Argentinas de Autocomponentes (AFAC) propuso al brasileño Sindicato Nacional de la Industria de Componentes para Vehículos Automotores (Sindipecas) que sus integrantes reduzcan en un 30% los envíos en este 2009 y, además, ingresen 600.000 baterías para automotores, o sea, prácticamente la mitad de las que colocaron en el 2008, teniendo en cuenta la caída registrada por el sector (ver cuadro).
A su vez, los bodegueros brasileños arremetieron contra los arribos de vinos argentinos de bajos precios, que allí son los más consumidos.
Otras cuestiones por tratarse en el vecino país, en este mes, se relacionan con el denim (tela para jean), muebles de madera, juguetes, motos, celulares y electrodomésticos de la "línea blanca" (heladeras, lavarropas y cocinas).
No obstante lo expuesto y la crisis imperante, el gobierno del Brasil estaría dispuesto a prestar 700 millones de dólares a la expropiada Aerolíneas Argentinas y su controlada Austral para la compra de 20 aeronaves Embraer, allí fabricadas.
Miguel Ángel Fuks
miguelangelfuks@yahoo.com.ar