Pese a que el gobierno desincentiva la oferta de dólares, el mercado mantiene su tendencia y la gente dolariza su ahorros.
La semana pasada el Banco Central actuó sobre la plaza por dos vías: liquidó reservas y subió la tasa de interés. En cinco días hábiles se desprendió de algo más de 600 millones de dólares y la tasa subió otros tres puntos para tentar a los ahorristas a mantenerse en plazos fijos. Las medidas no se sintieron. A diferencia del año pasado, para la gente comprar dólares hoy no representa ningún riesgo cambiario: es comprar seguro. ¿Esto qué quiere decir? Que por más que la divisa supere los 3,90 pesos, el ahorrista seguirá demandando el billete verde. De ahí que muchos analistas consideren que intervenir el mercado liquidando reservas es una acción caprichosa del gobierno ya que no detiene su demanda. Un asalariado está dispuesto a pagar hoy más por el dólar que lo que pide el mercado. Esto se ve claramente en la región: las casas de cambio ofrecen la divisa por arriba de los 3,78 pesos y la gente compra pese a que en las pizarras de los bancos se oferta a 3,75 pesos.
El año pasado esto no ocurría.
Pero eso no es todo. En la frenética corrida por el billete norteamericano muchos ahorristas siguen cubriéndose por fuera del mercado formal. El dólar blue, el del mercado marginal, se negoció este fin de semana a $ 3,82 en la City porteña (3,85 en la región). Para las operaciones de contado con liquidación, mecanismo utilizado para evadir divisas al exterior sin pasar por el mercado formal de cambios, el precio del dólar ya está en $ 3,89. Ésta es una señal de que sigue saliendo dinero del país.
Para la mayor parte de los analistas, en la medida en que nos acerquemos a las elecciones de junio, el valor de la divisa irá recalentándose. Las dudas están en qué pasará después del acto eleccionario. Muchos apuestan a que si Néstor Kirchner gana con un buen margen, en Buenos Aires, la divisa se desploma. Por ahora son sólo especulaciones.
Javier Lojo
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