a Argentina propondrá eliminar los "paraísos fiscales" en la cumbre de jefes de Estado y de gobierno del Grupo de los 20 países industrializados y emergentes (G20) por iniciarse en Londres el 2 de abril (Scotland Yard recibió información de que activistas antiglobalización atacarían "al estilo de guerrilla" los hoteles y las residencias donde se hospeden).
Así lo adelantó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en la apertura del período de sesiones ordinarias del Congreso de la Nación el 1 de marzo pasado. Allí dijo que "más del 40% de los capitales del mundo están fondeados en esos lugares".
Semejantes "refugios" tuvieron sus orígenes en los puertos francos de la antigua Grecia y más cerca en el tiempo, en el siglo XXVII, con sitios que competían entre sí para atraer a los piratas que atacaban frecuentemente naves comerciales europeas y después se refugiaban en ellos llevando lo saqueado. Crecieron mucho desde la década del ´70 del siglo pasado por brindar garantías o amparo político, en ocasiones de respetables estados de derecho, al suprimir las trabas legales y los controles de cambios y tener desarrolladas sus telecomunicaciones. Estas últimas permitieron -y permiten- transferencias fáciles, baratas y en tiempo real de dinero y datos, tal como observó el Movimiento Internacional por la Democratización de los Mercados Financieros y sus Instituciones.
Por eso el Foro Social Mundial de Porto Alegre (Brasil) propuso en el 2002 el levantamiento del secreto bancario, la definición de obligaciones por parte de los estados, la publicación de datos, el no reconocimiento de las "sociedades pantalla" y el respeto de las reglas antiblanqueo.
El G20 fue creado el 25 de setiembre de 1999 en la reunión de ministros de finanzas del G7, quienes invitaron a sus "contrapartes de un número de países sistemáticamente importantes" y a representantes de la Unión Europea (UE), del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM) para mejorar el diálogo entre las naciones más y menos desarrolladas. Todo comenzó con el G7, que se reunió por primera vez en 1975 para combatir el lavado de dinero y la financiación del terrorismo. Inicialmente lo integraron Alemania, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón, que al año siguiente decidieron convocar a Canadá.
Más adelante, en el ´94, se convirtió en el G8 por la incorporación de Rusia, que en principio no fue tomada demasiado en cuenta para ciertas cuestiones. Cuando se transformó en G20 se agregaron Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Corea del Sur, China, India, Indonesia, México, Sudáfrica y Turquía.
La necesidad de luchar contra los "paraísos fiscales" y promover la integración de los mercados financieros adoptando medidas que protejan el sistema internacional de jurisdicciones "no cooperativas y no transparentes" fue planteada ante sus colegas por Carlos Fernández, ministro de Economía, en uno de los encuentros previos del G20 en la capital inglesa. Por su parte, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) integrará el Foro de Estabilidad Financiera (FSF, de acuerdo con sus siglas en inglés), que intentará reformular el sistema global. En tanto, Juan Carlos Lascurain, presidente saliente de la Unión Industrial Argentina (UIA), reclamó ante empresarios, en otra de las sesiones previas, cambios estructurales en la economía.
Mientras el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), creado a instancias del G7, dio a conocer los países "no cooperativos" en la adopción de medidas estandarizadas contra el blanqueo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) difundió la lista de más de cuarenta "paraísos fiscales" -hubo quienes aventuraron más de 70- y su preocupación por las repercusiones de semejante desenvolvimiento.
Condiciones fiscales ventajosas, estabilidad política e institucional y secreto bancario y discreción transformaron a esos pequeños países y territorios en prósperos receptores de dinero que llegaba de todas partes por la evasión tributaria y, en el peor de los casos, actividades delictivas. (Ver aparte)
Pese a que Suiza no figuró en aquella lista, las autoridades norteamericanas le exigieron que su banco UBS revelara los nombres de 300 clientes sospechosos de evasión. En principio se negó y pagó una multa, pero el mes pasado los proporcionó transgrediendo su tradicional secreto.
Según el FMI, entre los bancos, "paraísos fiscales" y centros financieros circulaban en las postrimerías del 2006 entre 700.000 billones y 1,75 billones de euros anuales. A todo esto, en el mundo se hacían 465.000 transferencias electrónicas diarias, incluyendo traspasos de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fedwire) y del Sistema de Pagos Interbancarios por Cámara de Compensación (Chips). Por un monto desconocido, la Sociedad Mundial de Telecomunicaciones Financieras Interbancarias (Swift) efectuaba 220.000 transferencias por día.
Para la organización no gubernamental Transparencia Internacional de Francia, había unos 40 enclaves en el mundo donde actuaban 400 bancos, dos tercios de los 2.000 fondos especulativos ("hedge funds") y dos millones de "sociedades pantalla".
En esos lugares, la banca extraterritorial ofrecía blanquear con "seguridad, confidencialidad y riesgos mínimos", cuando miles de multinacionales ocultaban sus operaciones para no pagar impuestos y se sentían casi inmunes por su poder económico y político. La organización no gubernamental Red de Justicia Fiscal (Tax Justice) calculó que por el ocultamiento no ingresaban a los fiscos 250.000 millones de dólares anuales.
Estas cuestiones preocupaban ya antes de desencadenarse la crisis global. Nicolas Sarkozy, presidente de Francia, planteó la necesidad de que concluyeran los "paraísos fiscales", cuando temporariamente ejercía el mismo cargo en la UE.
Desde que se expandió la crisis en el 2008, surgieron propuestas para controlar los fondos ocultos, como las de Estados Unidos y la Unión Europea para que los "paraísos fiscales" levantaran el secreto bancario y se adaptaran a las normas vigentes para el intercambio de información financiera que predominan en la mayoría de los estados. Angela Merkel, canciller de Alemania, y el propio Sarkozy probablemente traten tan delicada cuestión en el G20, ocasión en la que la señora de Kirchner quizá haga otro tanto.
Para el Departamento de Estado norteamericano, el blanqueo de capitales relacionado con el tráfico de estupefacientes, la corrupción, el contrabando y la evasión de impuestos "ocurre en todo el sistema financiero". Las transacciones a través de los sectores no bancario y profesionales -aseguradoras, asesores financieros y contables, notarios, fideicomisos y compañías, reales o "cáscaras"- son utilizadas para lavar fondos ilícitos.
El Congreso de la Nación aprobó el 18 de diciembre de 2008 una ley de moratoria impositiva y repatriación de capitales, con una amnistía fiscal e importantes descuentos. Entró en vigencia seis días después y las autoridades no pueden investigar la procedencia de los fondos declarados y aspiran a que ingresen más de 10.000 millones de dólares, en tanto consultores privados consideraron, en promedio, que no superarían los 6.000 millones.
El GAFI expresó su inquietud ante el aumento de las denuncias sobre posibles actividades de lavado. Desde que inició sus actividades en el 2002, la Unidad de Información Financiera (UIF) recibió hasta fines de setiembre pasado 4.032 reportes de operaciones sospechosas, de las cuales 898 se registraron en los primeros nueve meses del 2008. Ricardo Echegaray, titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), decidió el 1 de febrero pasado enviar un millón de cartas a inversores y contribuyentes en mora para exhortarlos a que se sumaran al blanqueo y la moratoria. Las recibirán quienes poseen 402.000 cajas de seguridad en los bancos y casi 100.000 cofres en financieras. Las epístolas también se distribuirán entre los titulares de las 100.000 tarjetas de crédito internacionales utilizadas para comprar en el país pero cuya liquidación se paga desde cuentas en el extranjero. Con la intención de ganar "más adhesiones", Echegaray prometió sacar a la calle entre 6.000 y 7.000 inspectores y promotores.
Una de las más conocidas formas de evasión en el país se concreta por la triangulación de operaciones de comercio exterior: parte de los montos de las exportaciones e importaciones no se declara y deriva -con documentación paralela- a "intermediarios" domiciliados en "paraísos fiscales".
Asimismo, la AFIP presiona por evasión sobre cooperativas, mutuales financieras y transportadoras de caudales que mueven cerca de 204.000 millones de pesos al año. Alberto Abad era titular de la dependencia -el 12 de setiembre de 2005- cuando lanzó acciones antielusivas para evitar que los contribuyentes recurrieran a los "paraísos fiscales".
Causas por las que proliferaron
La expansión de los "paraísos fiscales" se atribuye a las transferencias electrónicas de capitales efectuadas por redes internacionales sobre la base de tecnologías casi siempre difíciles de interceptar, como internet y telefonía móvil. Además, existen otros procedimientos; por ejemplo, los vinculados con el oro, los metales preciosos y el juego.
La banca extraterritorial ofrece la posibilidad de "legalizar" hasta dinero proveniente del tráfico de drogas y armas, la prostitución y la extorsión, con seguridad, confidencialidad y riesgos mínimos. Circuitos complicados y riesgosos permiten que ese dinero "negro" recorra "sociedades pantalla" en "paraísos fiscales" y reaparezca en bancos respetables. Se comenta, por ejemplo, que un capital ilegal depositado en las islas Caimán puede, después de pasar por Hong Kong y Singapur, encontrarse en Luxemburgo para ser invertido en un inmueble en Francia o en oro y joyas en zonas "off shore". No faltan tampoco las recaudaciones de fondos y "donaciones de caridad" para falsas congregaciones que circulan hasta arribar a un lugar adecuado.
Tanta expansión acentuó la "competencia". Determinados enclaves se especializaron en servicios. Por ejemplo, Guernsey incursionó en los seguros y las Bermudas, en el comercio on-line. Por las sumas en danza, aparecieron expertos que cobran una comisión del orden del 8% de los montos que ayudan a movilizar electrónicamente, mientras quienes cruzan las fronteras portando maletines con dinero obtienen el 5%.
Ciertas mafias controlaron bancos convirtiéndolos en "fábricas de blanqueo", como sucedió con el BCCI (Banco de Crédito y Comercio Internacional), cuyo accionista principal presumiblemente era Gaith Pharaon, y que quebró a fines de los '80 luego de hacer negocios con algún funcionario menemista.
Miguel Ángel Fuks
miguelangelfuks@yahoo.com.ar