En Latinoamérica, si se pudiera medir la velocidad de los cambios e identificar en qué sentido van, habría posibilidad de modificar los comportamientos y de esta forma tal vez contribuir a minimizar el estado de "crisis" permanente que se afronta. Pero la frecuencia y la naturaleza de los cambios son tan diversas que la sociedad, la política y también las economías trastornan.
En el plano económico empresarial, el estado de "crisis" permanente ha golpeado fuertemente los cimientos, ya que afecta directa o indirectamente el futuro de las empresas en general pero en forma muy particular a las pymes, cuya estructura, obviamente, es más sensible a desaparecer si no se toman las medidas adecuadas para su supervivencia.
El problema histórico de las pymes es su escasa competitividad, tal vez por la falta de visión de los gobiernos, que no apoyan a las organizaciones que son las que más trabajadores contratan y constituyen en muchos países el 98% de la estructura empresarial. Si bien es cierto que existe un marcado pesimismo de cara al futuro, acentuado por la crisis mundial, en todos los sectores económicos se es consciente de que la "tabla de salvación es y seguirá siendo la pequeña y mediana empresa". Una de las claves para alcanzar el éxito será saber aprovechar al máximo las virtudes esenciales que son indispensables en los tiempos que corren y además, minimizar mediante acciones claras, eficaces, precisas y concisas lo que han venido siendo hasta ahora los principales defectos o debilidades.
Se debería profundizar en encontrar respuesta para situaciones difíciles, como por ejemplo la falta de financiamiento, y estudiar formas de dar una consideración especial a la crisis de las pymes con una legislación dinámica que les permita superar este bache mediante procesos de recuperación ágiles con el propósito de asegurar su supervivencia.
(Fuente: AmericaEconomiaOnline. Artículo de Eduardo Soto Pineda, vicepresidente de Consulting Associates)