La ecuación es sencilla.

Cuando se deteriora el mecanismo que inyecta pesos en el mercado, se afecta el nivel de actividad.

Así lo refleja un reciente informe elaborado por la Consultora Melconian-Santangelo (M&S), en el que se destaca que para que el modelo K funcione aceitadamente, el Banco Central (BCRA) debe emitir pesos sin provocar alta inflación y el sistema bancario tiene que multiplicar estos pesos a través del crédito. Hoy, nada de esto ocurre.

La emisión de pesos genuina y efectiva para reactivar es la que realiza el BCRA comprando dólares en el mercado cambiario. O sea, emite pesos y acumula reservas como contrapartida. Un esquema que viene utilizando con éxito desde el 2003.

Hoy el escenario cambió. Existen más egresos que ingresos de divisas en el sistema y esto erosiona uno de los pilares del modelo y golpea de lleno sobre el nivel de actividad. Causas de este desequilibrio:

- En primer lugar, con el desplome de las exportaciones argentinas -tanto en volumen como en valores- no llegan los dólares que se necesitan para motorizar la economía.

- Por otro lado, comenzó una segunda etapa de dolarización del portafolio por parte de los ahorristas que buscan resguardar sus fondos frente a una potencial crisis.

- Por último, no llegan inversiones -con dólares genuinos- que permitirían compensar, como ocurrió en los ´90, este desequilibrio interno. El gobierno estima que con la nueva ley de blanqueo se puede recomponer parte de esta ecuación. Sin embargo, es difícil pensar que en un momento donde la gente se dolariza y envía sus fondos al exterior exista un ingreso masivo de dinero para nuevas inversiones.

Si el mercado monetario y el crediticio se inundan de pesos sin su contrapartida en la compra de dólares, la política se tornará más inflacionaria que reactivadora: es decir, subirán más los precios que la producción. 

El BCRA está acotado para poder maniobrar.

¿De qué depende esencialmente que vuelva a comprar dólares y se recomponga el mecanismo de inyección de pesos de la economía?

1.- Que el contexto externo mejore y suban los precios internacionales.

2.- Que el clima ayude y la cosecha del 2010 sea mayor que la de esta pobre campaña.

3.- Que la fuga de capitales se frene.

4.- Que la política económica deje de castigar la exportación de alimentos.

En el esquema económico actual, para que sobren divisas y el BCRA tenga la chance de comprar dólares, tiene que volver a funcionar la exportación, pero sin una masiva fuga de capitales.

En estos dos últimos años se produjo la "tormenta perfecta". Primero llegó la fuga masiva de capitales en el 2008 y ahora el derrumbe exportador en el 2009. De ahí que distintos analistas arriesgan que este año será fuertemente recesivo para la economía argentina.

La situación actual no es obra de la casualidad ni de la fatalidad. Si bien hay cierta dosis externa de la mano de la caída de los precios internacionales, la economía está donde está porque la política la fue metiendo gradualmente en este negativo escenario. Los controles a las exportaciones, las intervenciones del mercado, los subsidios indiscriminados y otras herramientas regresivas fueron los que en definitiva terminaron por quitar margen de maniobra al modelo K.

El extraordinario contexto internacional tapaba cualquier ineficiencia que presentaba la economía.

Entre el 2003 y el 2005, el BCRA empezó a comprar buena cantidad de divisas. Era un esquema de dólar alto, salarios bajos y superávit fiscal elevado que, con precios de commodities en alza, impulsó la exportación y aplacó la fuga de capitales. En ese entonces se maximizó el ingreso de divisas y había liquidez.

En el 2006 y 2007, el modelo fue cambiando de "productivista" a "consumista". El objetivo pasó a maximizar la masa salarial. El esquema fue dólar más bajo, salarios más altos y menor superávit fiscal. El muy favorable contexto internacional posibilitó que las exportaciones continuaran subiendo y que la fuga de capitales fuera cero.

En el 2008 pasó a regir el modelo de alimentos baratos. En parte venía aplicándose en los años anteriores, pero se agigantó. La consigna básica era mantener alimentos baratos en el mercado interno para sostener el poder adquisitivo. El mensaje: avalar la sobreprovisión de carne, lácteos, trigo, etc. a costa de que se asfixiara aún más el comercio externo.

Este mecanismo frenó la exportación de alimentos mediante diferentes vías: retenciones, cupos, registros, permisos, precios de referencia, encajes, etc. Todo esto afectó la llegada de dólares.

Hoy el modelo se encuentra sin una genuina llegada de divisas producto de la destrucción del sistema agroexportador, la caída de los precios internacionales sobre la oferta exportable argentina y las mermas del 25% en la cosecha de granos 2009-2010.

El rol del campo

El sector agropecuario fue y sigue siendo una variable macroeconómica fundamental para el modelo K. Es el principal generador de divisas, una pieza central para que el BCRA compre dólares y funcione el mecanismo generador de liquidez.

El conflicto con el campo fue el disparador primario de la fuga masiva de capitales del 2008, justamente porque la gente se asustó por estar involucrado el sector que genera las divisas.

Los números son contundentes.

En el 2001, el valor de producción del agro (la oferta multiplicada por el promedio de los precios internacionales) rondaba apenas los u$s 8.000 millones. En el 2008, esta cifra superó los u$s 34.000 millones (ver cuadro al pie de página). Se multiplicó más de 4 veces en sólo siete años. Subieron mucho los precios y también creció fuerte la producción gracias a mayores rindes y productividad.

Este boom agrícola fue indudablemente uno de los artífices de la recuperación económica del último lustro. Sin la participación del campo, el PBI no hubiera podido crecer un 9% anual.

El mercado externo todavía da posibilidades para iniciar un nuevo círculo virtuoso de la economía. Pero para ello el gobierno debería dejar de lado el enfrentamiento político-ideológico que mantiene con el campo.

Javier Lojo

jlojo@rionegro.com.ar 

Fuentes:

El trabajo periodístico contó con el aporte de la Consultora Melconian & Santangelo. Overview 888. Febrero 2009.