No muy conocido en la región, el factoring es una herramienta cuyo uso se ha incrementado en los últimos años en el sector de las pequeñas y medianas empresas (pymes). Este sistema es utilizado principalmente en países como Brasil, México y Chile, mientras en otros como Perú -donde recién está surgiendo- su empleo ha aumentado un 12% a diciembre último.
De esta forma, el sistema se ha convertido en otra opción de capitalización para las pymes. Consiste en la venta o cesión de cuentas por cobrar, compuestas generalmente por facturas, cheques y letras, a la empresa dedicada al factoring, la que anticipa un porcentaje del monto de los mismos hasta la fecha de su vencimiento real, obteniendo así una liquidez inmediata.
El resultado es la obtención de recursos para cubrir necesidades de capital de trabajo, lo que según Eduardo Court Monteverde, director de Centrum Investigación, "es una excelente herramienta de financiamiento".
En su opinión, los principales beneficios son permitir un manejo ordenado de las cuentas por cobrar, la mejora de la posición de generación de efectivo y la eficiente rotación de capitales de la empresa. "Finalmente, se liberan los capitales de la misma firma", dijo el académico en entrevista con AméricaEconomía.com.
Según Julio Nielsen, gerente internacional de Factorline, "el sistema es más flexible y ágil desde el punto de vista de los clientes. Es fácil para una pyme que tiene una cuenta por cobrar a 90 días tomar ésta y llevarla a una empresa de factoring, donde finalmente se adelantarán los fondos de este flujo". Un caso específico es el de Chile, donde el principal beneficio es que la responsabilidad del préstamo recae en el receptor de la factura, que en este caso son los bancos u otras instituciones, y no hay una responsabilidad o riesgo para la pyme, comentó Cristián Palma, gerente de intermediación financiera de la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo).