El mercado inmobiliario se mantiene paralizado desde hace más de siete meses. Todo comenzó con la crisis del campo y la famosa resolución 125, que quería imponer las retenciones móviles al agro. A partir de ese momento los compradores comenzaron a retirarse del mercado.
Luego, a principios del segundo semestre del 2008, se profundizó la crisis financiera internacional y otra importante parte de la demanda salió de toda posible inversión para mantener liquidez disponible. Y sobre la última parte del año y con los indicadores de recesión en la mano, los inversores terminaron por desaparecer del mercado inmobiliario.
Hoy en Capital Federal, la plaza más dinámica e importante del país, el 50% de las obras en construcción está paralizado o con problemas de financiamiento. Esta semana aparecieron indicadores que marcan una peligrosa tendencia en la actividad: las ventas de propiedades se derrumbaron el 50% y la construcción se desplomó otro 20% en promedio; esto quiere decir que lo que ya está no se vende y lo que se está construyendo se frena. En Neuquén, la plaza más importante de la Patagonia, las cosas no son muy distintas. La parálisis se ve en las estadísticas de la región y se palpa en el negocio inmobiliario con las ofertas que comienzan a aparecer en el mercado.
"Hoy es momento de esperar para que algo de lo que está por los cielos comience a decantar", ironizó un importante operador del mercado porteño al ser consultado por el tema. Los expertos afirman que el m2 en Barrio Norte -que hasta hace sólo un par de meses cotizaba por encima de los 2.600 dólares (departamento con 10 años de antigüedad, de calidad y cerca de una línea de subte)- podría bajar un 30% antes del cierre del primer semestre. Por ahora los precios no se mueven en ningún segmento del mercado. Pero no pocos arriesgan que en un tiempo aparecerán las "ofertas" de la gente que imperiosamente necesita sacarse de encima su piso. Paciencia, eso debe tener el inversor.
Javier Lojo
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