? Presión sobre el peso. Los popes de la UIA dicen que así mucho tiempo más no se puede seguir. Ésa fue la conclusión a la que arribó la cúpula de la central fabril en la primera reunión del año, realizada en la sede de la UIA en pleno centro porteño. Uno de los más enérgicos en el reclamo fue el vicepresidente de la entidad, José Ignacio de Mendiguren, según comentaron algunos asesores de la entidad. En el encuentro fue directo y no dio vueltas. Algunos de quienes asistieron al mismo coincidieron en sus conceptos en cuanto a que la ecuación de costos y competitividad con el actual tipo de cambio no cierra. Es más, se habló de tomar una postura mucho más dura frente a la falta de resolución del gobierno. "Acá, después del verano, la cosa se va a poner brava", vaticinó otro de los dirigentes de la UIA. El panorama va a ser complicado, quizá mucho más que lo que se preveía. A los reclamos de mayor devaluación, la UIA quiere sumar un freno concreto a los aumentos salariales.
? No cierra. Son varios los analistas e incluso algunos funcionarios técnicos del Ministerio de Economía -aquellos que son de carrera, no políticos- que advierten que "la caja fiscal" no cierra, aun con los ingresos adicionales que pertenecían a las AFJP. Tanto es así que consideran que el superávit fiscal de este año se va a ubicar muy por debajo de la meta del 3,5% del PBI.
Se suman quienes anticipan que la caja no va a cerrar, por dos cuestiones básicas: caída significativa de la recaudación y notable aumento del gasto público. El gasto para este año se calculó en 233.000 millones de pesos, pero se considera que esa cifra va a aumentar en un 35 ó 40%, teniendo en cuenta que éste es un año electoral. A esto se deben agregar los vencimientos de deuda por 20.000 millones de dólares.
Pero el cuello de botella puede comenzar con la recaudación impositiva, ya que desde noviembre los ingresos tributarios exhiben una "peligrosa" y sensible baja.