os laboratorios públicos de producción de medicamentos (LPPM) surgieron impulsados por trabajadores de la salud para atender necesidades insatisfechas de la población e invariablemente recibieron mínimos aportes gubernamentales para su desenvolvimiento.
Existen 39 laboratorios y 6 farmacias de hospitales que elaboran, en total, más de 350 principios activos, pero mantienen capacidades ociosas que, según el caso, oscilan del 25% al 75%. Cada una de esas unidades productoras de medicamentos (UPM) hace alrededor de 40 remedios para los centros de salud provinciales y municipales de los sitios a los que pertenecen y empezaron a concretar intercambios entre jurisdicciones.
A fines de los ´90 del siglo pasado, algunas de esas UPM estuvieron por cerrar -como el Instituto Malbrán, "salvado" por su personal- y otras dejaron de elaborar vacunas, medicamentos estratégicos y radio fármacos (estos últimos en la Comisión Nacional de Energía Atómica, que en 1995 recibió instrucciones para transferir la mayor proporción de lo que hacía a la actividad privada).
No obstante, se siguió promoviendo todo lo que se podía en encuentros "por la producción pública", convocados por la Cátedra Libre de Salud y Derechos Humanos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Secretaría de Extensión Universitaria y la UPM de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de la Plata (UNLP). En octubre del 2005, incluso los ministerios de Salud de Brasil y Argentina suscribieron un protocolo de intención para actuar en conjunto.
Los gastos en fármacos en la Argentina fueron estimados en ese último año citado en el equivalente a 7.000 millones de dólares, cuando las autoridades nacionales de turno difundían los resultados logrados con la implementación de la ley de genéricos, el plan "Remediar" y la cobertura del 70% en las especialidades para enfermedades crónicas.
Una red de 30 LPPM se formó el 13 de setiembre de 2007 para investigar nuevos productos con el respaldo de la Facultad de Medicina de la UBA y el asesoramiento del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). La primera etapa apuntó a las compras conjuntas de insumos y equipamiento, a fin de bajar costos en la obtención de los medicamentos más necesarios, pero apuntando a los cambios mutuos. De esta manera, se buscan disminuir los específicos fabricados por cada laboratorio y aumentar al mismo tiempo los volúmenes de los que seguirán haciendo, sin descuidar la calidad y los precios. El INTI se comprometió a asistir en temas edilicios, la calibración de equipos y el diseño de laboratorios de control de calidad, entre otros aspectos.
El Ministerio de Salud de la Nación, por resolución 286 del 9 de abril del año pasado, creó el "Programa nacional para la producción pública de medicamentos, vacunas y productos médicos" a fin de aprovechar la capacidad de los LPPM (de los cuales el 95% está radicado en el interior, en tanto el 95% de los privados se encuentra en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires).
En la cartera aludida en último término recordaron que la crisis de 2000/2001 impactó en la economía y principalmente en la producción, distribución y acceso de los medicamentos, por lo que se trazó un marco estratégico y se dispuso relevar las necesidades nacionales, mantener un registro de los LPPM y coordinar a los actores involucrados. De igual manera, se decidieron producciones más estratégicas y con mejor utilización de los recursos (ver cuadro).
El programa depende directamente de la Unidad Ministro, indicó la resolución firmada por Graciela Ocaña, titular de Salud, por lo que se insistió en diferentes ámbitos en que deberían evitarse superposiciones y mejorar la calidad, eficiencia, eficacia y optimización de las partidas presupuestarias.
Ocaña y Nilda Garré, su colega de Defensa, firmaron el 26 de junio pasado un convenio marco de cooperación y complementación vinculado con la producción y provisión de medicamentos y vacunas. Estas acciones se efectuarán entre la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (ANLIS) "Dr. Carlos G. Malbrán" y los Laboratorios de la Sanidad Militar Conjunta, fundamentalmente para lo relacionado con patologías especiales (HIV, diabetes, oncológicos, etc.) y vacunas para el sector de la población atendido por las obras sociales de las Fuerzas Armadas y la sanidad militar, dentro del marco de los programas de la cartera de Salud.
Esta última destinó el 14 de julio de 2008 la suma de 37 millones de pesos a compras en LPPM de medicamentos para el programa "Remediar", que compone el "Programa de reforma de atención primaria de la salud" (Proaps) y cuenta con financiación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), para proveer gratuitamente productos esenciales a quienes se encuentran bajo la línea de la pobreza o no poseen cobertura social.
"Remediar" y la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) definieron pautas para mejorar prestaciones de las UPM. Para suministrar al mencionado programa, primero firmaron dos convenios en el 2008: con el Laformed (Laboratorio Formoseño de Medicamentos) por aspirinas y con el LIF (Laboratorio Industrial Farmacéutico de Santa Fe) por el antibiótico cefalexina. Poco después, 10 LPPM comenzaron a fabricar antibióticos (cefalexina, amoxicilina y norfloxacina), sulfamidas (cotrimoxazol), diuréticos (hidroclorotiazida) y aspirina (de 100 mg).
La intención es "cubrir progresivamente las necesidades del programa ´Remediar´ con productos de LPPM", explicó Jorge Zarzur, su director ejecutivo y ex director del Laboratorio de Hemoderivados de Córdoba, convencido de que inicialmente se ahorrará en las compras el 48% en promedio, de acuerdo con el medicamento y quién lo provea.
Si incrementan su eficacia productiva y disminuyen sus precios, las UPM estarían en condiciones de abastecer, hacia el 2011, los requerimientos de los programas "Remediar" (este año lo harían entre el 15% y el 17%), de tuberculosis, del mal de Chagas y de salud sexual y reproductiva. Todas las involucradas cuentan con las aprobaciones de la ANMAT, según estándares internacionales de calidad, al igual que los medicamentos, vacunas y hemoderivados.
"Lo ideal sería que los programas públicos se atiendan con el abastecimiento público", opinó Zarzur, y que "no todos los laboratorios fabriquen lo mismo sino que se especialicen en alguna línea y ganen en eficiencia y en reducción de costos, en términos de economía de escala". Existe la intención de trasladar el programa a nivel regional, donde todavía hay establecimientos que no cuentan con la aprobación de la ANMAT y a los que se pretende ayudar a crecer.
Para aunar esfuerzos, estimular las inversiones en investigaciones y desarrollos, 21 LPPM después de más de tres años de madurar el proyecto coincidieron, en setiembre último, en constituir la primera "Red de laboratorios públicos" de la Argentina. Harán, por ejemplo, adquisiciones conjuntas de insumos y equipamiento para abaratar los costos de importación, intercambiar productos y servicios y avanzar en la integración de la producción con las universidades, los centros de salud y los institutos de investigación. La iniciativa recibió el apoyo del INTI, la antes mencionada Cátedra Libre de Salud y Derechos Humanos y el Programa Especial de Salud de la Secretaría de Ciencia y Tecnología (Secyt). Los impulsores de la propuesta buscan sumar nuevos integrantes con el propósito de incentivar los desarrollos locales.
Miguel Ángel Fuks
miguelangelfuks@yahoo.com.ar