Es éste el comienzo de un nuevo proceso?
Ésa es la pregunta que se hacen los operadores del mercado tras el "regalito de Navidad" que recibieron los tenedores de obligaciones negociables (ON) de Transportadora de Gas del Norte (TGN). La compañía terminó declarando el default de su deuda cuyos pagos (por capital e intereses) vencían el 31 de diciembre. De esta manera TGN se convierte en la primera empresa en caer en la era Kirchner después de las masivas reestructuraciones por la crisis del 2001-2002. Para colmo de males, incumplió un pasivo que había renegociado hace tan sólo dos años, en el 2006.
En el mercado -no obstante- no sorprendió demasiado la decisión adoptada por el directorio de TGN con respecto al no pago. Es que -según señaló el diario "El Cronista"- tenía dos alternativas: pagaba este vencimiento (casi u$s 16 millones por capital y u$s 6,5 millones en intereses) esperando que en el 2009 hubiera un aumento de tarifas o decidía adelantarse a un escenario más complicado (privilegiando la caja actual) para no verse de nuevo en junio del año próximo con otro vencimiento encima y la misma incertidumbre.
Esto marca un mal precedente. Varias podrían ser las empresas que empiecen a imitar la conducta de TGN en el 2009, teniendo en cuenta el contexto recesivo en que se encontrará el país.
Se supo que algunos bancos se acercaron a TGN para ofrecerle un plan de reestructuración "amigable". Pero los hechos demostraron que se decidió por la opción menos amigable para los inversores: defaultear ahora y negociar después. En un comunicado TGN argumentó el default debido al "deterioro de la ecuación económico-financiera de la compañía, deterioro que obedece al efecto de la depreciación del peso sobre tarifas domésticas que permanecen fijas, combinado con una caída en los ingresos por transporte de exportación y con un incremento generalizado de sus costos en pesos y en dólares". Habla de razones exógenas que, en realidad, se traducen del siguiente modo: no se aplicó aún el ajuste tarifario del 20% que el gobierno firmó en setiembre y se cayó el contrato con Chile por la negativa oficial a que las empresas exporten gas. El combo, en definitiva, fue fatal. (Redacción Central)