Independientemente de las dudas hacia adelante sobre la profundidad y la duración de la crisis, el hecho concreto es que en todas partes el nivel de actividad está yendo para abajo y el desempleo para arriba.
El epicentro fue el mercado de los Estados Unidos.
En el tercer trimestre del año se frenó el PBI y en el cuarto se derrumbó. El mercado de trabajo se contrajo fuerte: el desempleo trepó a 6,7% (para EE. UU. es un claro valor de recesión) y la magnitud de la destrucción de empleos es elevadísima.
El contagio a Europa es evidente. En el tercer trimestre del 2008, tanto Alemania como Francia y España se desaceleraron abruptamente y en el cuarto trimestre dejaron de crecer.
El desempleo empezó a subir: muy fuerte en España y menos en Alemania y Francia.
La reacción de los gobiernos fue aplicar políticas monetaria y fiscal fuertemente expansivas, para cebar la demanda e intentar atenuar la magnitud de la recesión y recortar su extensión en el tiempo.
Las tasas de interés bajaron en todo el mundo, se tiende a engrosar los déficits fiscales y crece el endeudamiento público.
Rige en el mundo el "síndrome del 29". Aquella vez los gobiernos "se durmieron", pecaron de sobreortodoxia y la economía mundial cayó en una depresión. Hoy la consigna es la opuesta: es preferible "pasarse de rosca" a "quedarse cortos" con la inyección de liquidez monetaria y plata fiscal.
La agenda es de corto plazo: abarrotar de liquidez los mercados para recomponer lo antes posible la cadena del crédito y la rueda del consumo. En este sentido, la baja del precio internacional del petróleo ayuda a recuperar poder de compra. Que la catarata de moneda y deuda pública emitidas dispare la tasa de inflación es hoy una preocupación de sexto orden y muy a mediano plazo. El principal temor es la depresión (estancamiento con deflación). Es prematuro aventurar un resultado sobre la eficacia de las políticas monetaria y fiscal ultraexpansivas. Probablemente logren atenuar en algún grado el ajuste del nivel de actividad y el empleo. Pero no lo van a eludir.
(Fuente: M&S Consultores)