partir del 2005 la AFIP comenzó a implementar un nuevo sistema de emisión de facturas denominado "factura electrónica". Éste, que en su origen fue optativo y dirigido a ciertas empresas que lo requerían, hoy alcanza a un número más importante de contribuyentes y se aplica en forma obligatoria.
A partir del 1º de enero se incorporan en forma obligatoria al régimen los profesionales en casi todas sus disciplinas (excepto médicos) cuyos ingresos sean superiores a los 600.000 pesos anuales, junto con las actividades de servicios de publicidad, peajes, informáticos y desarrollo de software. Cabe remarcar que desde el 2007 se encontraban incluidas la medicina prepaga, la televisión por cable y satelital, los servicios de internet y telefonía móvil, el transporte de caudales, las empresas de seguridad y los servicios de limpieza.
Se puede definir la factura electrónica como aquella que debe cumplir con todos los requisitos de la factura tradicional aunque con la distinción de que, antes de su emisión, tiene que ser informada a la AFIP vía la página web. Es decir: el fisco conoce la operación en forma simultánea con su realización. Recordemos que con el método tradicional el fisco conoce la operación sólo cuando efectúa una fiscalización.
Este nuevo sistema -que en un futuro no muy lejano va a ser obligatorio para todos- tiene muchas virtudes, así como también oposiciones. Entre las primeras podemos mencionar el ahorro en papel, en costos de envío (se puede enviar por mail) y en manipuleo; la celeridad en el envío, la reducción en el costo de almacenamiento y el cómputo oportuno del crédito fiscal en el IVA. Por su parte, las críticas apuntan a que no existiría una reducción importante en papel, a los mayores costos en internet y en analistas en sistemas y a problemas por malas comunicaciones en la red, entre otras.
Más allá de estas discrepancias, lo importante de este nuevo régimen de facturación radica en la base de información con la cual va a contar el fisco para efectuar fiscalizaciones y controlar mejor las "facturas truchas".
Si bien esto podría parecer novedoso, lo cierto es que este régimen se viene implementando en casi todo el mundo.
Para las empresas puede resultar complejo, en un principio, el manejo de la facturación electrónica. Pero ya existen en el mercado herramientas que integran todo el proceso de gestión, desde la recepción de la tradicional factura en papel, pasando por su digitalización, hasta su envío, bien en formato digital o bien en papel.
Chinni, Seleme, Bugner y Asoc.
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