l gobierno de los Estados Unidos jugo su última carta: anunció una ayuda extraordinaria para la industria automotriz de algo más de 17.000 millones de dólares. Pero el mercado duda, ya que paralelamente la administración entrante analiza la posibilidad de una quiebra "ordenada" de algunas de las firmas automotrices del país como una posible manera de lidiar con la grave crisis que aqueja al sector. "En circunstancias normales, no hay duda de que el tribunal de bancarrotas es la mejor forma de solucionar cuestiones de crédito, deuda y reestructuración", indicó esta semana George W. Bush durante un discurso en el Instituto Empresarial Estadounidense, un centro de investigaciones conservador con sede en Washington. Mientras, General Motors, Chrysler y el resto de Detroit volvieron a respirar luego del plan de ayuda financiera anunciado por la Casa Blanca. Pese a ello Chrysler cerrará todas sus plantas en América del Norte al menos por un mes, mientras General Motors Corp. y Ford Motor Co. evalúan la suspensión de miles de operarios.
Las acciones de las "Tres Grandes de Detroit" se hundieron esta semana en el mercado, anticipando parte de lo que vendrá.