Los extraordinarios precios conseguidos por los commodities fueron los que generaron los abultados saldos positivos en la balanza comercial, y esto se tradujo en una importante entrada neta de dólares al país, alta liquidez, mayor consumo y crecimiento económico.
En este marco, una caída sobre los precios internacionales de los commodities -como se está observando en esta última etapa del año- en el modelo K terminará con este círculo virtuoso con la aparición de las restricciones; la primera de ellas en el plano externo. Precios más bajos en el mercado determinarán una caída en los superávit de la balanza comercial (como se proyecta en 2009) y por ende entrada neta de dólares a la economía; deteriorando el consumo, la demanda agregada y el nivel de actividad global que venía mostrando el país hasta ahora.
El dato positivo que hay que rescatar de este contexto es la menor presión de precios en el mercado interno. Es decir, una desaceleración de la inflación. Proyecciones privadas destacan en este sentido que la inflación para 2008 se ubicará en torno del 20% anual y la del último trimestre -anualizada- se proyecta en el 11%. Esto muestra la desaceleración que se espera para esta última etapa del año.
Pero pareciera que en la Argentina afloran los problemas todos juntos y de un día para otro.
Sin embargo hay que decir las cosas como son: las ideales condiciones externas sumadas al rebote de la crisis de 2002, taparon durante estos últimos años las deficiencias e inoperancias del gobierno en materia económica. Hoy, sin el paraguas externo y sin rebote, todas las debilidades del programa salen a flote.
Es que el cambio de escenario internacional incorporó una nueva restricción que no sólo impacta en el nivel de actividad interna sino que afecta también la caja fiscal erosionando aún más el ya debilitado ahorro público, en un momento donde la falta de dinero en el Estado se hace sentir.
En los últimos cuatro meses se observó una caída promedio de los valores de los granos en el mercado internacional del orden del 35%. En este descenso de las cotizaciones de los principales commodities, fue determinante la apreciación del dólar frente al euro.
Economistas del sector privado destacan que el costo fiscal para la Argentina de esta restricción externa, producto de la crisis financiera internacional, proveniente de menores precios de los commodities, alcanzaría los 3.000 millones de dólares al cierre de 2008 y afectará en algo más de 6.000 millones en todo el 2009.
Haciendo una simulación para saber cuánto debería subir el tipo de cambio nominal para que el ingreso fiscal por exportaciones en 2009 sea el mismo que el de este año, nos da que la paridad debería estar el próximo año en un promedio de 4,99 pesos por dólar.
El gobierno se resiste a llevar el dólar más allá de los 3,40 pesos para 2009, independientemente de la ridiculización del presupuesto que prevé para el próximo año un dólar a 3,19 pesos.
Sin embargo las presiones sobre el tipo de cambio, no dejarán de existir.
La "maldita" caja
No caben dudas de que el aumento de la restricción fiscal por menores precios internacionales tuvo mucho que ver con la oportunidad de estatizar las jubilaciones privadas.
La caja de unos 30.000 millones de dólares en activos y el flujo mensual de alrededor de 1.300 millones de pesos mensuales, ayudará a compensar las pérdidas generadas al fisco de los menores ingresos por retenciones a las exportaciones.
Sin embargo un reciente estudio elaborado por la Consultora Economía & Regiones (E&R) destaca que inclusive con la nacionalización de los fondos privados de jubilaciones y pensiones, el gobierno nacional necesitará unos 3.500 millones de dólares más para poder cerrar el programa financiero del próximo año.
A dicho financiamiento el gobierno lo buscará a través de: aumento de tarifas y reducción de subsidios; "megaplan" de moratoria impositiva; dólares que lleguen del blanqueo de capitales; reservas del Banco Central y colocaciones de activos de las ex AFJP.
Tampoco existen dudas que al cierre de 2009 se llegará, aunque con algunos problemas todavía por resolver.
El problema está para los distintos operadores del 2010 en adelante. Pocos apuestan que la repatriación de capitales tenga algo de éxito. Algunos analistas aseguran que se debe esperar, en el mejor de los casos, la llegada del 4% de lo que realmente hoy no está en el sistema. Esto representa en valores nominales algo más del 4.500 millones de dólares. Esta cifra sirve sólo para cubrir el "bache" para cumplir con los compromisos externos y sortear un nuevo default.
Está claro que los últimos anuncios dados a conocer esta semana por la presidente Cristina de Kirchner no ayudarán a consolidar la caja fiscal, por lo menos en lo que a corto plazo se refiere.
El plan K está en un punto crítico. Se debe dar un golpe de timón para reorientar algunas de las variables que hoy están seriamente distorsionadas. Caso contrario, a partir del segundo semestre de 2009 los problemas tenderán a complicarse.
Los datos de octubre en materia de balanza comercial muestran una severa desaceleración en el superávit.
Conforme a las estadísticas oficiales, las exportaciones totales del mes pasado totalizaron los 6.263 millones de dólares, con importaciones para ese mismo período en torno de los 5.130 millones. Esto determina un superávit de 1.133 millones de dólares, una de las cifras más bajas de los últimos años.
Pero el cierre de este año termina siendo positivo para el gobierno respecto del ingreso de divisas que llegaron al país, ya que las cuentas concluirán con un superávit superior a los 12.000 millones de dólares.
Cuando se analizan las recientes estadísticas sobre el comercio exterior argentino, se observan períodos bien diferenciados: la última etapa de la Convertibilidad (1998-1999), con déficits bien marcados; un período de fuerte superávit (hasta 2003); y caída y amesetamiento desde el 2004 hasta el 2008.
Todo indica que a partir del 2009 el superávit comercial cederá sensiblemente en torno de los 7.000 millones de dólares.
¿En qué afecta esto al modelo económico?
En el menor ingreso de dólares que tendrá el mercado, uno de los pilares esenciales del modelo K.
Los cambios
Entre el 2003 y la primera parte del 2008, el contexto internacional fue excepcional para la Argentina pues contribuyó con el 50% del crecimiento económico alcanzado.
Esto sin dudas marcó un círculo virtuoso entre este factor externo y nuestra economía doméstica.