En la primera semana del corriente mes el gobierno dio a conocer un plan de facilidades de pago para obligaciones impositivas y previsionales de "generosas" características por el momento financiero restrictivo que atraviesa la economía argentina y mundial.
Si nos remontamos a la historia, la Argentina ha pasado en las últimas dos décadas por situaciones pendulares en materia de solución del endeudamiento de los contribuyentes, al igual que en la mayoría de los restantes aspectos político-económicos.
En materia de facilidades de pago, conocimos desde la sequía, a principios de la convertibilidad, hasta el exceso cuando se empezó a quebrar su frente fiscal.
Allí comenzaron los reiterados y groseros regímenes de regularización que, además de financiar la deuda, incluían condonaciones de intereses y sanciones (pecuniarias y penales). Hasta se llegó a cancelar deuda fiscal con bonos a valor técnico que se adquirían en el mercado a un tercio de ese importe.
Estos regímenes amplios fueron fuertemente criticados por considerarse que estaban hechos a medida de ciertas empresas y que generaban significativas inequidades frente a los contribuyentes cumplidores.
La situación posconvertibilidad cambió y existió una decisión política que se ha sostenido en el tiempo de evitar este tipo de moratorias, decisión que logró mantenerse gracias al fuerte superávit fiscal.
Asimismo la política en materia de tasas de interés fiscales apuntó a privilegiar el cumplimiento fiscal, estableciéndose tasas de interés positivas reales frente a las tasas reales negativas del sistema financiero. Durante toda esta época era más barato recurrir al endeudamiento bancario que dejar de pagar los impuestos.
Pero esto parece haber cambiado. Varios elementos confluyen haciendo más conveniente financiarse con el fisco: el recrudecimiento de la inflación, el aumento general de tasas y la contracción crediticia, sumados a que el gobierno mantiene congeladas las tasas fiscales y reacciona otorgando un plan de facilidades de pago para deudas tributarias muy amplio en plazo y con tasas reales cercanas a cero, aun teniendo en cuenta las expectativas inflacionarias oficiales.
El nuevo plan no condona intereses ni multas, pero tiene plazos y tasas que hoy resultan muy convenientes, llegando a 120 cuotas al 1,5% mensual. ¿Están volviendo los tiempos en los que es un buen negocio financiero estar en mora con el fisco?
Pareciera que sí y esta situación puede agudizarse si pensamos en los problemas presupuestarios que se avizoramos para el año próximo.
Cr. José Maía Bugner
CHINNI, SELEME, BUGNER Y ASOC.
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