Para Aldo Abram el pesimismo sobre los próximos pasos radica en una interpretación errónea de la crisis mundial.
De acuerdo a la óptica del director del CIIMA, la estampida en el país del Norte ocurrió por las medidas de interferencias, como la baja artificial de la tasa de interés, tomadas por Alan Greenspan. Pero más allá del contexto internacional la Argentina venía en proceso de desaceleración. En el actual escenario -continuó Abram- el Central todavía cuenta con los instrumentos y las reservas como para evitar una crisis mayúscula, siempre que ésta no se desate. "Si el superávit primario se utilizara para pagar deuda, habría entonces necesidad de financiamiento y en ese caso el tesoro podría financiarse con reservas del Banco Central, es difícil saber a qué herramienta se van a echar mano".
Pero es en este punto donde el año próximo entrará a jugar el factor político como en un juego de pinzas, porque, puntualizó Abram, habrá un doble riesgo: que el gobierno se maneje de modo populista y tire todas las variables por el suelo o que reciba una "paliza" en las elecciones parlamentarias de 2009 quedando "afectada la gobernabilidad".
"La cuestión es cómo afrontará el desafío la sociedad. No creo que el populismo sea la única alternativa de los países pobres sino la de aquellos que tienen una dirigencia pobre", concluyó.