Tope para el dólar. En el gobierno aseguran que se está buscando una suba paulatina del dólar pero, en la actual situación internacional y de inestabilidad local, admiten que el límite tolerable del Banco Central para la cotización de la divisa estadounidense se ubica entre 3,35 y 3,40 pesos. Ésa es la cotización que puede llegar a tolerar la Casa Rosada, aunque el Banco Central opina ciertamente distinto. Para los funcionarios que acompañan a Martín Redrado, el dólar, en estos momentos complicados, debería mantenerse por debajo de los 3,30 pesos, porque se estima que una mayor suba de la divisa impactará directamente en la inflación. Es más, se comenta con insistencia el malhumor de Redrado por la constante presión de la cúpula de la Unión Industrial Argentina (UIA) sobre el Banco Central para que haga una devaluación mayor. "Los industriales presionan, los sindicatos también y en el gobierno miran para un costado", se quejó un integrante de la cúpula del Central.
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Préstamos compulsivos. Como si fuera poco la iniciativa de estatizar el mercado de las AFJP, se comenta que el gobierno está avanzando aceleradamente en otra "idea brillante". No es ni más ni menos que instrumentar una resolución, por medio del Banco Central, para orientar directamente el crédito en la Argentina. Según comentan algunos funcionarios de Economía, el objetivo es obligar a las entidades financieras a prestar a los sectores productivos en forma compulsiva. Es más, dentro de esa resolución se incluiría el nivel de tasa de interés que podrían aplicar los bancos por esos créditos obligatorios. Se especula que la tasa para los créditos "orientados" no superaría la pauta oficial de inflación, es decir que no podría ir más allá del 8,5% anual. En definitiva, se trataría de una injerencia directa y omnipotente del Estado en el mercado financiero privado. Hay dudas de que esa iniciativa se aplique, pero viendo lo que se hizo con las AFJP nada puede sorprender ya.