Hay lujos que no descansan. Tampoco escasean. Sobreviven con indiscutida elegancia a las crisis sin importar cuán fuertes éstas resulten. Y la actual crisis financiera por la que atraviesa el mundo puede romper todos los records. Aun así, fumar un buen habano cubano, tomar un whisky añejado en las catacumbas de alguna remota isla del Reino Unido, comprarse un auténtico Rolex que heredarán los tataranietos, adquirir un incunable de 500 años de antigüedad en apenas 300.000 euros o la última locura de Damien Hirst por 10 millones de dólares continúan siendo caprichos que no conocen de vaivenes bursátiles. Mientras el mundo se derrumba, el mercado de los objetos de colección, algunos capaces de brindar placeres fugaces pero exclusivos, se encuentra en alza.
Durante la última Feria de Frankfurt salieron a la luz algunas de estas figuritas. Según los especialistas del rubro, el libro excepcional sigue siendo una inversión segura. Se han pagado 30.000 euros por una "Historia natural de las ranas". Y una obra como "Nippon", del naturista alemán Philipp Franz von Siebold, se cotizó en el famoso encuentro en alrededor de 300.000 euros.
"Los coleccionistas son insaciables, con o sin crisis", dijo a la prensa el anticuario holandés Laurens Hesselink. Prueba de ello es que el 9 de octubre pasado, en plena catástrofe financiera, el manuscrito original de la canción "Amsterdam" de Jacques Brel se vendió a más de 100.000 euros.
No queda mucho por agregar acerca de un coloso como Damien Hirst. Hace ya cuatro años que se vendió su instalación "La imposibilidad física de la muerte en la mente de algo vivo" en 10 millones de dólares. Básicamente un enorme tiburón tigre mantenido en una vitrina de formol. Esta venta lo transformó en uno de los artistas contemporáneos más cotizados del mundo. Lo cierto es que en setiembre de este año Sotheby's vendió un conjunto de sus últimas obras por casi 200 millones de dólares. Fue más que suficiente para que la revista "ArtReview" lo pusiera al tope de la lista de los personajes más poderosos del arte. "Hirst aceptó el desafío de la crisis económica mundial y salió triunfante en esa subasta", argumentó la revista.
Otro caso que prueba la teoría es la singular sociedad que están manteniendo los islandeses y los legendarios Rolex. Golpeados de pleno por el temblor financiero y la devaluación de su moneda, los islandeses no corrieron al mercado de la esquina a comprar provisiones. Lejos de eso, se trasladaron rápidamente a las exclusivas tiendas donde venden estos relojes de lujo y se llevaron todos los que pudieron.
Frank Michelsen, distribuidor de Rolex en el país nórdico, asegura a los medios que se registró "un alza significativa. Los clientes quieren algo que puedan tener en la mano. No tienen confianza en las cifras de su ordenadores, porque vieron esas cifras esfumarse", agregó Michelsen. Es sabido que esta breve y perfecta máquina soporta con loable entereza el paso del tiempo y que no pocas veces es utilizada como último recurso en épocas de vacas flacas.
Un producto que tradicionalmente atraviesa con buena cara este tipo de tormentas es el whisky. Y cómo no hacerlo, dirán algunos. Es que una copa de whisky escocés puede ayudar a sortear desde una guerra a un casamiento. Tan cierto es esto que un grupo de inversores ha creado una bolsa en internet donde se estipulan los valores del afamado whisky escocés puro de malta. El Índice Mundial de Whisky ha aportado beneficios del 26,2% de promedio a los clientes desde su creación hace 11 meses, según explicó a la prensa su creador, Michel Kappen, un ex inversor bancario. "Tenemos a varios clientes que dicen que ya no quieren saber nada de los mercados de valores porque han perdido mucho dinero", dijo Kappen. "Creen que este tipo de inversiones son más honestas: que obtienen exactamente lo que han pagado, pueden verlo, es un producto físico", agregó.
Desde que fue lanzado en noviembre, este singular negocio ha atraído más de dos millones de euros en inversiones, con transacciones que oscilan entre 1.000 y 1,5 millones de euros. Los clientes compran botellas añejas, raras u originales de whisky puro de malta en el Índice Mundial, que pueden utilizar para comercializar y especular ¿Qué ocurre si no se consigue en el corto plazo un buen precio por estadestilada inversión? Pues siempre es factible esperar tiempos mejores o beberse un trago y consolar las penas.
Finalmente, y como no podía ser de otra manera, el célebre puro cubano es otro campeón que resiste cualquier malaria. En Francia, por ejemplo, este costoso producto no se vio afectado por la crisis. En ese país, donde media docena de comercios venden 60% de este producto, el precio del cigarro de calidad es de 10 a 20 euros. El puro más caro en venta actualmente en Francia es "El Séptimo", un cigarro de lujo manufacturado en Costa Rica que alcanza los 55,20 euros.
En el 2007, cien cajas con 40 Behike de Cohiba cada una (375 euros la unidad) se vendieron en pocas semanas en el mundo, cinco de las ellas en Francia.
En la Civette de la plaza Palais Royal del II distrito de París, antigua casa especializada en tabaco y cigarros, se constató "una fuerte baja del orden de 20%" durante los tres primeros meses de este año, cuando entró en vigor la prohibición de fumar en lugares públicos. Los tres meses siguientes fueron iguales al mismo período del 2007. Un banquero anónimo señaló hace un tiempo que "no hay nada mejor que un buen cigarro para levantar el ánimo'". En el 2007 Cuba produjo 140 millones de cigarros. Doce millones fueron consumidos en Francia y 21 millones en España, los dos países más aficionados a los habanos en todo el planeta.
Como un extraño epílogo de este desfile de placeres en ascenso, en la misma feria de Frankfurt, un editor alemán especializado en literatura comunista, Jorn Schytrumpf, detectó que una colección especial de "El Capital", redactada por Karl Marx y Friedrich Engels, se ha convertido con los años en un pequeño best-seller.
La "biblia" del marxismo, cuya primera parte fue publicada en 1867, no ha dejado de venderse desde entonces. "En el 2005 vendí 500 ejemplares, en el 2006 unos 800 y en 2007, 1.300. En los primeros nueve meses del 2008 vendí ya 1.500", le contó a la prensa Jorn Schytrumpf. Y aunque el editor lo define en parte como un retorno al pensamiento de Marx, también concluye que "una sociedad que siente nuevamente la necesidad de leer a Karl Marx es una sociedad que se siente mal".
CLAUDIO ANDRADE
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