Perdón, ¿les queda una caja de seguridad disponible?, pregunta ansiosa una mujer de clase media en la ventanilla del Banco Nación, en medio del movimiento que refleja la city porteña pasado el mediodía.
La respuesta del personal del banco: "Nada, por ahora no hay nada...".
Una constante. Intentar encontrar una caja de seguridad en los bancos del país, es más difícil que dar con los números reales de inflación en las oficinas del INDEC. La gente no encuentra refugio para guardar sus ahorros. Los bancos, por su parte, ni lerdos ni perezosos, en estas últimas semanas hicieron circular sendas notificaciones a sus clientes anunciando aumentos de hasta el 50% sobre el costos de mantenimiento de las cajas de seguridad. Los ejecutivos bancarios justifican estás subas aduciendo que es una cuestión de oferta y demanda.
En Europa, la percepción de la crisis es otra. Las ventas de cajas fuertes se han disparado en Francia y Gran Bretaña debido a la crisis financiera, ya que cada vez más personas prefieren guardar sus valores en casa en vez de confiarlos a un banco. "Muchos particulares han cancelado sus cajas de seguridad en el banco pues no saben lo que puede ocurrir y prefieren protegerse ellos mismos", comentó Philippe, un vendedor de cajas fuertes del Bazar del Hotel de Ville (BHB), una de las tiendas más antiguas de París. Desde hace un mes, cofres -como los que uno encuentra en las habitaciones de hotel- "se venden como pan caliente". Otros compran por una decena de euros la simple caja metálica cerrada con llave o con un candado. En los comercios especializados, donde las cajas fuertes más baratas homologadas por las compañías de seguros rondan los 500 euros, la demanda de los particulares también se ha disparado.